Oesterheld, Héctor – El Eternauta y otros cuentos de ciencia ficción
nuevo medio aventurero, un magazine de ciencia ficción para Editorial
Ramírez que combinaba información científica con historietas, relatos y
cuentos del género. Y lo bautizó El Eternauta, aprovechando la popularidad de
su personaje más famoso.
A partir del cuarto número de El Eternauta, el viajero del tiempo se convirtió
en vehículo y pretexto para el relato de sucesos históricos ilustrados, a la
manera del Ernie Pikc de Batallas Inolvidables. Juan Salvo se corporiza ante el
guionista en la situación clásica del comienzo de relato y le narraba — testigo
inconcebible—un suceso habitualmente desmesurado y terrible: primero
Pompeya, después Hiroshima...
Hasta que en el número 6, de abril de 1962, el navegante del porvenir
cambiaba el tono y el argumento para narrar la continuidad de su propia
aventura, lo que había sucedido después de haber ido a recalar al Continuum
3 al accionar la máquina que lo salvó, al altísimo costo de separarlo de su
mujer y de su hija. Ayudado por el mano, Juan vuelve en su busca del tiempo
y espacio del Buenos Aires que abandonó, y la aventura prosigue.
El desarrollo de esta continuación genuina de El Eternauta inicial se prolongó
—en extensos capítulos ilustrados sucesivamente por Schiaffino, Lobo, Fahrer,
Muñoz, Durañona, Spadari y otros— hasta el número 15, de febrero de 1963,
cuando la revista se interrumpió, dejando la historia inconclusa. Esta es la
primera vez que se publica desde entonces. Nunca fue retomada ni existen
datos que permitan suponer el desarrollo ulterior de las aventuras, ya que
cuando Oesterheld volvió sobre Juan Salvo, eran otras las historias que
deseaba contar. Sin embargo, caben algunas reflexiones sobre este texto
singular.
La lucha continúa
Un aspecto evidente es su inorganicidad, el aire arrebatado de su concepción.
La historia salta sin transición de un clima a otro, de una circunstancia a otra.
Quema etapas, modifica los ritmos sobre la marcha, pasa de las pormenores a
las elipsis y suele plantear situaciones que apenas quedan en eso, sin
desarrollarse en todas sus posibilidades. Como si fuera un borrador
apresuradamente difundido en el que están, embrionariamente planteadas, las
líneas de un relato que se va pensando a sí misino mientras crece.
Hay por lo menos cuatro secuencias. La primera abarca las aventuras en El
Biblioteca de Videastudio – www.videa.com.ar