DIVINA REVELACION ALFA Y OMEGA LA DOCTRINA DEL
CORDERO DE DIOS LA DIVINA CIENCIA CELESTE
muchas veces sabe más que los mismos Padres Solares; y ocurre que entre
infinitas moléculas de una nave solar, hay una que está probando a todos;
incluso a los Padres Solares; es lo que se llama entre los tripulantes, la
sorpresa molecular; esto ocurre entre jerarquías iguales o menos en poder,
con respecto a la molécula numeral que los prueba, y la jerarquía de los
Padres Solares; el número viviente entabla conversaciones telepáticas con los
tripulantes de los platillos voladores; y entre ellos se hacen demostraciones de
poder; el poder para los tripulantes de los platillos voladores, es poder
creador; ellos rivalizan amorosamente en quién puede más y quién puede
menos; el más es para ellos lo colosal; y el menos es lo microscópico; el más
es penetrar en el macrocosmo y el menos en el microcosmo; y rivalizan quién
hace lo sublime en la más microscópica unidad de tiempo; en esta amorosa
rivalidad de poderes creadores, se ven formas de magnetismo desconocidos,
que asombran a los protagonistas celestiales; son demostraciones de poderes,
venidos de lejanos y desconocidos sistemas de vida; todo lo aprendido en
lejanas galaxias, se demuestra cuando los Padres Solares se encuentran en el
espacio; la ciencia que se aprendió en determinado mundo, se demuestra en
las criaturas por los colores ó áureas o fluidos solares; esta ley de lo que se
fué en tiempos y lugares remotísimos, constituye la sal de la vida, del verbo
solar; la unidad más microscópica de la sal de la vida, son las ideas; las ideas
vienen a ser las más primitivas ondas solares; el número viviente también se
expresa por ondas; y su número de jerarquías de ondas numerales, no tiene
fin; el número viviente estando unido a la galaxia de un platillo volador, hacen
amistades con todos los divinos querubines de inocencia solar; sucede que un
número viviente es una inocencia que pidió reencarnación en número; el
querubín solar, es una inocencia que no a pedido aún reencarnación, se podría
decir que el número viviente es un especialista en números; el querubín solar
aún no se ha especializado; esta ley es para todo cuanto exsiste; todos sin
excepción alguna, tuvieron un principio de inocencia; para el número viviente
su inocencia fué saturada por el magnetismo numeral; para la molécula
viviente, su inocencia fué saturada por el magnetismo molecular; toda vida
que pide el espíritu, es saturación magnética de sensaciones; y no conociendo
a ninguna de ellas, los espíritus piden el magnetismo del conocimiento, para
conocer lo que no conocían, de antes de pedir forma de vida; la sensación o
impulso mental de querer aprender tal o cual cosa, se pidió en el instante en
que se pedía volver a nacer de nuevo; y en este pedido de sensación o
impulso mental de querer aprender tal o cual cosa, participó el número
viviente; y lo hizo en todas las formas de cálculo y límites imaginables; es por
esta ley es que no todos buscan perfeccionarse, en una misma forma o
método; las limitaciones que se sienten y no se ven, las pidió el mismo
espíritu; y habiendo pedido limitaciones que no conocía, prometió a Dios,
sobreponerse a las sensaciones que pidió y que para él eran desconocidas;
pidió una prueba de vida; el número viviente que participa en la construcción
de los platillos voladores, presenció todo pedido hecho por los espíritus
humanos; porque todo pedido de vida humana, sus espíritus lo hicieron
extensiva a los platillos voladores; si así no hubiese sido, nadie conocería ni la
historia ni la psicología de los platillos voladores; jamás nunca se habría
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