Test Drive | Page 125

DIVINA REVELACION ALFA Y OMEGA LA DOCTRINA DEL CORDERO DE DIOS LA DIVINA CIENCIA CELESTE moléculas forman el todo sobre el todo de la materialización de todo pedido, todo hecho, todo deseo, toda determinación, salida de toda criatura pensante del universo; sin el concurso de las moléculas, las criaturas de este lado del universo no conocerían los conceptos de materia que les tocó vivir; cuando se piden formas de vida, los espíritus piden también tal o cual clase de moléculas que no conocen y que desean conocer; y al conocerlas van conociendo también nuevas formas de materia; el volver a conocer nuevas formas de materia, no tiene ni tendrá fin jamás; y mientras mayor es el número de exsistencias que ha conocido un espíritu, mayor es también su número de conceptos que va aprendiendo de las clases de materia; y por ende el de las moléculas; las moléculas forman sus propios universos de moléculas, con sus infinitas jerarquías moleculares; entre las infinitas jerarquías moleculares están: los querubines moleculares, los serafines moleculares, los arcángeles moleculares, los ángeles moleculares, los padres solares moleculares, las trinidades moleculares etc, etc; en las construcciones de los platillos voladores, las moléculas acuden desde sus respectivas moradas moleculares; viajan por el cosmos, en las formas más infinitas y sorprendentes; ellas viajan en rayos, cometas, volando, transportados por el espacio, ó viajando en los mismos platillos voladores; y es tan inmenso el tráfico en el universo, que en medio de el, se llevan a cabo infinitas reencarnaciones ó nuevos principios de destinos; y sucede que en medio del quehacer diario, a alguien se le ocurre reencarnar por un instante; en el reino de los cielos, a las vidas de los planetas se les llama instantes; esto se debe a que en el reino de los cielos se vive el tiempo celestial; que es un tiempo en que nadie envejece; es por ello es que allí todos son eternos niños; el tiempo de la Tierra es tiempo subordinado al tiempo del reino; un segundo de tiempo celeste, equivale a un siglo terrestre; la lentitud del tiempo de la Tierra, es un relámpago en el reino de los cielos; las partidas de los que van a conocer nuevos y desconocidos planetas, se suceden en todo instante y en número que nadie sabe calcular; sólo el Divino Padre Jehová lo sabe; la molécula se despide sentimentalmente de sus familiares; tal como lo hicieron los espíritus humanos, antes de nacer de nuevo en la Tierra; y a todos los que parten, les desean el mejor de los éxitos planetarios; y cuando saben que cayeron en sus pruebas planetarias, todos se llenan de tristeza porque saben que pasarán eternidades, para que los espíritus caídos vuelvan a entrar al reino de los cielos; es más fácil permanecer en el reino porque no se salió; a que se pueda entrar cuando de violó la divina ley-mandato en los lejanos planetas del universo; la molécula nace molécula-bebé tal como nacen los espíritus, planetas, soles etc.; nadie nace gigantesco en la creación de Dios; todo gigante nació microbio; y todo microbio llegará a ser gigante; es así que toda molécula se inicia primero en lo invisible que está dentro de lo microscópico materializado; pide reencarnaciones de molécula porque al nacer, sólo tiene inocencia y no tiene ciencia; la ciencia se aprende volviendo a nacer de nuevo, en infinitos mundos del universo; el que no pide reencarnación después de nacer en los gigantescos soles, nada sabe que haya salido de sí mismo; conserva su inocencia más, nada sabe de ciencia; sólo ha escuchado hablar de ella; la molécula en un platillo volador adquiere infinitos números de ciencias que Av. José Gálvez # 1775 Lince Lima Perú Telef. 4715921 – 2658326 www.alfayomega.com.pe www.peruufo.com