DIVINA REVELACION ALFA Y OMEGA LA DOCTRINA DEL
CORDERO DE DIOS LA DIVINA CIENCIA CELESTE
moléculas forman el todo sobre el todo de la materialización de todo pedido,
todo hecho, todo deseo, toda determinación, salida de toda criatura pensante
del universo; sin el concurso de las moléculas, las criaturas de este lado del
universo no conocerían los conceptos de materia que les tocó vivir; cuando se
piden formas de vida, los espíritus piden también tal o cual clase de moléculas
que no conocen y que desean conocer; y al conocerlas van conociendo
también nuevas formas de materia; el volver a conocer nuevas formas de
materia, no tiene ni tendrá fin jamás; y mientras mayor es el número de
exsistencias que ha conocido un espíritu, mayor es también su número de
conceptos que va aprendiendo de las clases de materia; y por ende el de las
moléculas; las moléculas forman sus propios universos de moléculas, con sus
infinitas jerarquías moleculares; entre las infinitas jerarquías moleculares
están: los querubines moleculares, los serafines moleculares, los arcángeles
moleculares, los ángeles moleculares, los padres solares moleculares, las
trinidades moleculares etc, etc; en las construcciones de los platillos
voladores, las moléculas acuden desde sus respectivas moradas moleculares;
viajan por el cosmos, en las formas más infinitas y sorprendentes; ellas viajan
en rayos, cometas, volando, transportados por el espacio, ó viajando en los
mismos platillos voladores; y es tan inmenso el tráfico en el universo, que en
medio de el, se llevan a cabo infinitas reencarnaciones ó nuevos principios de
destinos; y sucede que en medio del quehacer diario, a alguien se le ocurre
reencarnar por un instante; en el reino de los cielos, a las vidas de los
planetas se les llama instantes; esto se debe a que en el reino de los cielos se
vive el tiempo celestial; que es un tiempo en que nadie envejece; es por ello
es que allí todos son eternos niños; el tiempo de la Tierra es tiempo
subordinado al tiempo del reino; un segundo de tiempo celeste, equivale a un
siglo terrestre; la lentitud del tiempo de la Tierra, es un relámpago en el reino
de los cielos; las partidas de los que van a conocer nuevos y desconocidos
planetas, se suceden en todo instante y en número que nadie sabe calcular;
sólo el Divino Padre Jehová lo sabe; la molécula se despide sentimentalmente
de sus familiares; tal como lo hicieron los espíritus humanos, antes de nacer
de nuevo en la Tierra; y a todos los que parten, les desean el mejor de los
éxitos planetarios; y cuando saben que cayeron en sus pruebas planetarias,
todos se llenan de tristeza porque saben que pasarán eternidades, para que
los espíritus caídos vuelvan a entrar al reino de los cielos; es más fácil
permanecer en el reino porque no se salió; a que se pueda entrar cuando de
violó la divina ley-mandato en los lejanos planetas del universo; la molécula
nace molécula-bebé tal como nacen los espíritus, planetas, soles etc.; nadie
nace gigantesco en la creación de Dios; todo gigante nació microbio; y todo
microbio llegará a ser gigante; es así que toda molécula se inicia primero en lo
invisible que está dentro de lo microscópico materializado; pide
reencarnaciones de molécula porque al nacer, sólo tiene inocencia y no tiene
ciencia; la ciencia se aprende volviendo a nacer de nuevo, en infinitos mundos
del universo; el que no pide reencarnación después de nacer en los
gigantescos soles, nada sabe que haya salido de sí mismo; conserva su
inocencia más, nada sabe de ciencia; sólo ha escuchado hablar de ella; la
molécula en un platillo volador adquiere infinitos números de ciencias que
Av. José Gálvez # 1775 Lince Lima Perú Telef. 4715921 – 2658326
www.alfayomega.com.pe www.peruufo.com