Test Drive | Page 9

De Calcuta a Hong-Kong (China), vapores . 13 De Hong-Kong a Yokohama (Japón), vapor 6 De Yokohama a San Francisco, vapor ......... 22 De San Francisco a Nueva York, ferrocarril 7 De Nueva York a Londres, vapor y ferrocarril . 9 TOTAL ........................................................ . 80 -¡Sí, ochenta días! --exclamó Andrés Stuart, quien por inadvertencia cortó una carta mayor-. Pero eso sin tener en cuenta el mal tiempo, los vientos contrarios, los naufragios, los descarrilamientos, etc. --Contando con todo -respondió Phileas Fogg siguiendo su juego, porque ya no respetaba la discusion el whist. -¡Pero si los indios o los indostanes quitan las vías! -Exclamó Andrés Stuart-; ¡si detienen los trenes, saquean los furgones y hacen tajadas a los viajeros! --Contando con todo -respondió Phileas Fogg, que tendiendo su juego, añadió-: Dos triunfos mayores. Andrés Stuart, a quien tocaba dar, recogió las cartas, diciendo: -Teóricamente tenéis razón, señor Fogg; pero en la práctica... -En la práctica también, señor Stuart. --Quisiera verlo. -Sólo depende de vos. Partamos juntos. -¡Libreme Dios! Pero bien, apostaría cuatro mil libras a que semejante viaje, hecho con esas condiciones, es imposible. -Muy posible, por el contrario -respondió Fogg. -Pues bien, hacedio. -¿La vuelta al mundo en ochenta días? -Sí. -No hay inconveniente. -¿Cuándo? -En seguida. Os prevengo solamente que lo haré a vuestra costa. -¡Es una locura! -Exclamó Andrés Stuart, que empezaba a resentirse por la insistencia de su compañero de juego-. Más vale que sigamos jugando. -Entonces, volved a dar, porque lo habéis hecho mal. Andrés Stuart recogió otra vez las cartas con mano febril, y de repente, dejándolas sobre la mesa, dijo: -Pues bien, sí, mister Fogg, apuesto cuatro mil libras... -Mi querido Stuart --dijo Fallentin-, calmaos. Esto no es formal. -Cuando dije que apuesto -respondió Stuart-: es en formalidad. -Aceptado --dijo Fogg: y luego, volviéndose hacia sus compañeros, añadió-: Tengo veinte mil libras depositadas en casa de Baring hermanos. De buena gana las arriesgaría. -¡Veinte mil libras! -Exclamó John Suilivan-. ¡Veinte mil libras, que cualquier tardanza imprevista os pu