imaginándomelo como la región de la hermosura y el deleite. Allí, Margaret, se ve siempre el sol, su
amplio círculo rozando justo el horizonte y difundiendo un perpetuo resplandor. Allí pues con tu
permiso, hermana mía, concederé un margen de confíanza a anteriores navegantes, allí, no existen ni
la nieve ni el hielo y navegando por un mar sereno se puede arribar a una tierra que supera, en
maravillas y hermosura, cualquier región descubierta hasta el momento en el mundo habitado. Puede
que sus productos y paisaje no tengan precedente, como sin duda sucede con los fenómenos de los
cuerpos celestes de esas soledades inexploradas. ¿Hay algo que pueda