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mediante un Programa de Acción Progresiva (PAP), que se estrelló ese mismo año, producto de la realidad presupuestaria. A fines del 2010 la FAA evaluó el grado de avance en la recuperación de los A4-AR y apenas obtuvo un valor cercano al 50% de los objetivos planteados entonces. Aunque puede señalarse algún avance en lograr una cadena de proveedores de componentes críticos, la falta de inversión conspiró con el objetivo de alcanzar a 21 aeronaves operativas, lo que obligó a reformular el proyecto. A diciembre del 2012, el objetivo había bajado sensiblemente la expectativa a alcanzar 14 aeronaves en el 2014 (10 en servicio y 4 en mantenimiento), con un potencial de 2000 horas por año a partir del 2014 (desde las 1600 actuales), extendiendo la vida útil del avión hasta el 2023. A esta altura de la descripción, queda absolutamente claro que, más allá de los intentos del gobierno actual por mostrar una fuerza operativa en condiciones de cumplir con su misión, no cuenta ni remotamente con medios suficientes y necesarios para desarrollar un verdadero control del espacio aéreo. A partir de los partes diarios brindados por cada unidad, que varían día a día y que, confesado por informantes de la Fuerza, en estos partes se enumeran más aviones de los que en realidad hay en servicio para no dar cuenta del verdadero estado del arma, concluimos que en Argentina, de cada 10 aviones, la FAA no tiene más que 1,5 a 1,7 en servicio por día (el 17% de la flota). El punto de inflexión a partir del cual se inicia un proceso de décadas de desinversión en materia de defensa. Pero, a diferencia de las décadas del '80 y el '90 del siglo pasado, donde las estrecheces presupuestarias eran una constante, durante la primera década del presente siglo, caracterizada por un crecimiento sin antecedentes en la historia argentina, el proceso de desinversión se profundizó hasta niveles anteriormente desconocidos. Durante la última gestión de Horacio Jaunarena al frente del Ministerio de Defensa (2001-2003), el 50% de los aviones se encontraban en servicio. En la gestión de José Pampuro (2003- 2005), el porcentaje cayó al 40%. Y en la de Nilda Garré (2005- 2010), ese porcentaje de aviones en servicio continuó cayendo hasta el 30%, proceso que se profundizó en los últimos años de su gestión y la de Arturo Puricelli hasta caer por debajo del 17%. Con la desprogramación de los Mirage anunciada por el ministro Agustín Rossi, realmente es imposible calcular cual es el ínfimo porcentaje de aviones en condiciones de volar. Los países centrales cuentan con pilotos en alerta patrullando el espacio aéreo las 24 hs.; los países "emergentes" cuentan con pilotos en alerta sentados en un avión, con la inspección del mismo realizada, de manera de poder despegar en 3 minutos y estar interceptando una aeronave en 10 minutos. Argentina sólo cuenta, supuestamente, con un escaso puñado de pilotos en alerta en una base a partir de la implementación del operativo Escudo Norte, pero como la Fuerza Aérea Argentina le debe $ 200 millones a YPF por combustible, ni siquiera esos pocos pilotos estarían volando. No hace falta aclarar que el parque aéreo militar argentino es total y absolutamente obsoleto, y seguir insistiendo con el uso de los actuales aviones es suicida y criminal. Por ello se hace necesario replantearse con seriedad y sin especulaciones, la necesidad de una importante inversión para reequipar a nuestra Fuerzas Aérea. No hacerlo, significa apostar a su disolución. La escasez de aviones operativos y las restricciones presupuestarias también se traducen en la falta de horas de vuelo de los pilotos; si a ello agregamos los problemas casi cotidianos con los simuladores, no sólo se provoca la migración de los pilotos de la fuerza a la aviación civil, sino algo más grave aún, como son los "dibujos" de las exigencias de vuelo para la adquisición de las licencias con el objetivo de mantener pilotos "activos". Al no cumplirse las mínimas exigencias de vuelo, las habilitaciones se vencen y caen, con lo cual el piloto queda deshabilitado automáticamente. Fuentes de la Fuerza reconocen que la mayoría de las licencias de los pilotos estarían vencidas y el exceso de las prórrogas estaría generando una crisis en el sistema. La FAA estima que habría que volar, como mínimo, 5 horas por mes para mantener la aptitud en el avión, pero ese requisito reconocen que no se cumple desde hace más de una década. El problema, además, se trasladaría a la aviación civil, ya que los pilotos de la FAA se van con sus hipotéticas horas de vuelo y sus licencias a aerolíneas privadas, la ANAC hace las homologaciones, pero nadie sabe realmente si esas horas y las exigencias de vuelo no fueron adulteradas para cubrir lugares u operaciones. Es necesario disponer de Fuerzas Armadas con capacidad operativa apta para el cumplimiento de su misión principal, dado que son organizaciones cuya existencia se justifica en razón de poseer los medios humanos y materiales que posibiliten el cumplimiento de la misión principal.