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persiguen: y, por salir bien apercebidos, llevo compradas estas lanzas y alabardas que habéis visto.» Y éstas son las maravillas que dije que os había de contar, y si no os lo han parecido, no sé otras. Y con esto dio fin a su plática el buen hombre; y, en esto, entró por la puerta de la venta un hombre todo vestido de camuza, medias, greguescos y jubón, y con voz levantada dijo: –Señor huésped, ¿hay posada? Que viene aquí el mono adivino y el retablo de la libertad de Melisendra. –¡Cuerpo de tal –dijo el ventero–, que aquí está el señor mase Pedro! Buena noche se nos apareja. Olvidábaseme de decir como el tal mase Pedro traía cubierto el ojo izquierdo, y casi medio carrillo, con un parche de tafetán verde, señal que todo aquel lado debía de estar enfermo; y el ventero prosiguió, diciendo: –Sea bien venido vuestra merced, señor mase Pedro. ¿Adónde está el mono y el retablo, que no los veo? –Ya llegan cerca –respondió el todo camuza–, sino que yo me he adelantado, a saber si hay posada. –Al mismo duque de Alba se la quitara para dársela al señor mase Pedro –respondió el ventero–; llegue el mono y el retablo, que gente hay esta noche en la venta que pagará el verle y las habilidades del mono. –Sea en buen hora –respondió el del parche–, que yo moderaré el precio, y con sola la costa me daré por bien pagado; y yo vuelvo a hacer que camine la carreta donde viene el mono y el retablo. Y luego se volvió a salir de la venta. Preguntó luego don Quijote al ventero qué mase Pedro era aquél, y qué retablo y qué mono traía. A lo que respondió el ventero: –Éste es un famoso titerero, que ha muchos días que anda por esta Mancha de Aragón enseñando un retablo de Melisendra, libertada por el famoso don Gaiferos, que es una de las mejores y más bien representadas historias que de muchos años a esta parte en este reino se han visto. Trae Portal Educativo EducaCYL http://www.educa.jcyl.es