Un mejor mañana
Reflexiones editoriales
El mundo opera de forma sumamente dinámica. Así pues, los cambios son constantes, evidenciando la necesidad por una adaptación frecuente. En particular, los avances tecnológicos han contribuido a acercarnos y a convertirnos en testigos de infinidad de sucesos que moldean nuestra percepción de la realidad.
Sin embargo, en esa virtualidad de redes sociales donde hemos logrado reencontrar amistades y familiares; compartir eventos alegres y aprender desde lugares remotos; también hemos presenciado eventos tristes y llenos de barbarie. Surge, entonces, la pregunta: ¿Vivir los triunfos y las vicisitudes en tiempo real, desde escenarios tan lejanos, es una tarea fácil en este siglo? La respuesta es compleja ya que todo depende de un elemento sumamente humano, aún no resuelto por la inteligencia artificial: la esperanza.
Esa creencia que lo deseado puede ser posible es el ingrediente crucial para operar en tiempos tan cambiantes. Se convierte en nuestra brújula para no dejarnos llevar por el estrés y las exigencias del diario vivir. Como la llama de una vela, la esperanza debe mantenerse a pesar de los fuertes vientos de cambio que soplen. Pero, no debemos olvidar que resguardarla es una tarea individual. Atrevámonos a mantener siempre nuestra esperanza. Avivémosla en esta época de fiestas y soñemos con un nuevo año,lleno de deseos de éxito, paz y bienestar.
¡Feliz Navidad!
El editor