Tango y Cultura Popular ® N° 165 | Page 30

Una cuestión de principios Hace años, venía a La Milonguita, un hombre que ya no baila más. Siempre criticaba a los disc-jockeys, pontificaba sobre qué orquestas se debían bailar y cuáles no. Decía que algunas debían prohibirse o eran “in-bailables”. Odiaba en especial una orquesta que solíamos poner casi al final y que llamaremos “Fulana”. Al escucharla, se levantaba con grandes aspavientos y se iba enfurecido. “¡Es más fuerte que yo, no me puedo quedar!" -decía- “¡es una cuestión de principios!” Para calmar los ánimos, una vez le sugerí que eligiera él mismo varias tandas de la noche. Primero se alegró, después dijo que tenía que prepararlo, y a la semana siguiente se excusó, porque estaba enfermo. Luego volvió como si nada, y siguió hostigando al pobre que ponía la música. Entonces, el DJ, harto de sus malos tratos, decidió esperar a que llegara, se acomodara y le sirvieran su trago. En cuánto se disponía a saborearlo, hacía sonar la orquesta “Fulana” y el hombre, furioso, se tenía que levantar e irse. Pasó dos o tres veces. Cuánto antes llegaba, antes sonaba Fulana, para regocijo de camareras y gente que conocía el tema. Yo hubiera tenido que poner orden y terminar con la broma, pero la verdad, estaba demasiado tentada de risa y no pude. Graciela H. López