Tango y Cultura Popular ® N° 164 | Page 21

Los gustos de Pugliese Lógicamente esa base rítmica de La yumba con el primer y el tercer tiempo percutidos, la fuimos trabajando y desarrollando con síncopas y contratiempos. Y, desde luego, con el fraseo. Esto es fundamental: el músico "clásico", se ajusta estrictamente a las divisiones. En el tango jamás se puede dividir el valor exacto. El ejemplo más evidente es Gardel: él nunca, ni por equivocación. divide una nota como la nota es. Ahí está, para mí, gran parte de la gracia y del misterio del tango. -¿Y Carlos Di Sarli? -Bueno, el caso de Di Sarli es fenomenal: una orquesta sin arreglos, sin base armónica, sin contrapunto, que prescinde de los bandoneones como esencial voz cantante; y sin embargo, ¡qué extraordinaria calidad de Tango! Una cosa bárbara. Tango puro y emocionante que ha dado clase. ¡Qué grande Di Sarli! Es de los pianistas que me han conmovido y me han gustado. -¿Otros, Osvaldo? -Cobián y Francisco De Caro, que unidos a Di Sarli definen prácticamente todos los grandes estilos a partir de 1925. Como Vardaro, Germino, primero, y después Rodio, Camerano y Francini en el violín. -Hábleme de Pichuco. -A mi juicio Aníbal Troilo ha sido lo más grande en el Tango-Canción con orquesta. No lo ha igualado nadie. Él era, como nosotros, y al decir nosotros involucro a Gobbi, a Goñi, a Vardaro, un decareano, pero que le dio a su orquesta, sobre todo a la de la primera época, un algo de la agilidad de Francisco Canaro, y logró en los cantables, y con muy distintas voces -Fiorentino, Goyeneche, Rivero, Cárdenas- una cosa bien porteña. En cambio, nosotros le hemos prestado más atención a la parte orquestal pura. En suma: si tengo que nombrar a los valores más representativos del Tango todo, luego de los directores que definieron los estilos -esto es: De Caro, Fresedo, Canaro, y también Roberto Firpo con su orquesta muy musical- nombro a Troilo y a Di Sarli. Pero quiero puntualizar algo que considero importante: cuando los nombro, tácitamente nombro también a los músicos que hicieron posible esos estilos con su contribución de solistas adentrados a la forma y el sentir de cada director: Ricardi y Puglisi, con Canaro; Rizzuti y el Tano Muzzi, con Fresedo; Goñi y David y Kicho Díaz, con Troilo: Guisado y Verdi, coin Di Sarli. Y con nosotros, Camerano, Ruggiero, Rossi, Penón. José María Otero