llamado a veces –posteriormente- “embellecimiento”,
“expresividad”...? El adorno consiste, precisamente,
en expresar la esencia del tango. De nada sirve
hacer adornos mediante procedimientos meramente
técnicos, si no se comprende realmente “de qué
se trata”. Las piernas de la bailarina (y ATENCIÓN:
también las del bailarín) equivalen a una pareja de
tango. Se abrazan, se juntan, dialogan, se acarician...
técnicamente esto se logra a partir de un juego de
rotaciones de las articulaciones. Pero este juego de
rotaciones no debe tomarse como algo fríamente
técnico, sino como algo absolutamente natural
y lógico, tan natural y tan lógico como cualquier
lenguaje. Las piernas “expresan”, “son expresivas”,
cuando tienen un lenguaje; no cuando meramente
se mueven.
Así, acabamos de derribar varios mitos.
* Uno, es el de que los adornos son “movimientos que
hay que aprender” o “copiar”. De ninguna manera. El
aprendizaje técnico es importantísimo, pero no basta.
Hay maravillosos bailarines y bailarinas que hacen del
adorno una verdadera emoción, pero también vemos,
lamentablemente, la mera repetición de movimientos
o copias de tal o cual bailarín/a , sin haber entendido
realmente su esencia; en estos casos, generalmente
el bailarín o bailarina “original” es excelente, y las
copias resultan intrascendentes, y a veces hasta
desagradables e incluso grotescas.
Si entendemos la
danza como un hecho
profundamente
natural
* Otro, el de que el adorno es “cuestión de mujeres”.
De ninguna manera. Adorno es todo lo que hacen el
hombre y/o la mujer sin interferir en la marcación,
ni en el paso, figura, secuencia, etc., incluyéndolo
con exactitud en la música y sin producir ningún tipo
de vibración ni tironeo. Para esto, es absolutamente
necesario saber llevar y seguir, y tener muy buen oído
musical. (siempre les digo a mis alumnos/as que el
compañero/a tiene que enterarse de que su pareja
hace adornos, cuando los ve en un video. Esto le
pasó a un famoso bailarín, que un día se vio filmado
y descubrió lo que hacía su compañera y porqué
había tan buenos comentarios acerca de ella).
* Otro: el de que “para que la mujer adorne, el
hombre le tiene que dar tiempo”. Esto vale cuando
se trata de una coreografía, que se puede elaborar
de común acuerdo o en forma unilateral, o bien por
un tercero. Pero en el tango improvisado, está en la
inteligencia, en la habilidad, en la “tangueridad” de
la mujer, el saber decidir si corresponde, y en caso
afirmativo cuándo, cómo y qué adorno o tipo de
adorno es el más adecuado según las circunstancias.
Por supuesto, si la bailarina tiene poca experiencia no
es aconsejable que lo intente en la milonga; para eso
están las clases y las prácticas.
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