Tango y Cultura Popular ® N° 163 | Page 22

Sensibilidad vs virtuosismo Al ver bailar tango muchos factores nos sorprenden, seducen y llaman la atención. Aunque la mayoría de las personas no lo bailen, son muchos los que sienten algo especial, incluso solo con mirarlo. Entre quienes lo bailan y lo aprenden, es muy común desarrollar muchas disciplinas. Estas pueden ser pasos, coreografías, estilos de bailes, técnicas, postura, sensibilidad, musicalidad, manejo de pasos, de rolles, y hasta elongación. Pero la elección de estas disciplinas, puede llevarnos por caminos muy diferentes y no todos necesariamente prácticos. Generalmente el que lo aprende no elige inicialmente estas disciplinas, sino que aprende lo que le enseñan sus maestros y lo más común es que lo primero que se enseña son figuras (pasos). Esta estructura lamentablemente no lleva a algo con lo que el alumno pueda moverse en la pista o entenderse con la pareja. Cuando los alumnos aprenden, lo que les queda es la sensación de tener un mapa de pasos aprendidos de memoria, que frustra inmediatamente cuando se ven en la posibilidad de bailar en medio de otra gente. Habiendo perdido así un tiempo precioso en lo más fundamental e inmediato: La comunicación , la marca, la recepción de la marca y el caminar. Lo inmediato, urgente e imprescindible, es que se entienda el idioma que utiliza el cuerpo. Ese que cuenta que el hombre guía la danza y ella corresponde a esa guía con una espera sensible, como si estuviera flotando y se dejara llevar por una corriente suave pero segura. Que cada movimiento del hombre sea como un sonido que la mujer escucha durante todo su proceso, así como también quien lleva debe cuidar a la mujer con una marca y sin dudas. Y luego que se pueda caminar con esta idea. Claro que también se dan un sinfín de otros desarrollos; y todo debe hacerse con mucho cuidado. Recuerdo como varios profesores, cuando yo empezaba en el tango, pretendían enseñarme giros, ochos atrás y adornos antes de poder caminar o marcar. Después de muchos años de haber tenido aquellas experiencias, me aterra ver que esto sigue ocurriendo. Tal vez habría que preguntarse, o mejor preguntarle al alumno, qué es lo que desean cuando van a una clase: si lo que buscan es subirse a un escenario y hacer coreografías o si solo buscan poder bailar humildemente con un/a compañero/a y compartir el baile. Este punto es interesante. A mucha gente le gusta mostrarse y tal vez lo disfruten; pero ese no es el sentido de la danza social. En la milonga (lugar donde se baila tango) se busca conectarse con un/a compañero/a y disfrutar “solo entre dos” la danza y sus sutilezas, aunque en este mismo acto comparta la pista con varias parejas que bailan junto a nosotros. Y en esos momentos, no necesitan mostrar, sino SENTIR. 22