Tango y Cultura Popular ® N° 162 | Page 17

terminaban , muchas veces , indisponiendo a unos contra otros . De ahí el nacimiento de la palabra “ conventillear ”, que expresa la idea de chismorrear .
En Mar del Plata hubo muchos conventillos . Largo sería narrar las situaciones acaecidas en cada uno de ellos . Además no es idea cansar al lector con narraciones de situaciones que realmente serían repetitivas como repetitivas son las acciones y reacciones del ser humano . Por eso , está la decisión de narrar el conjunto de factores o circunstancias que afectaron a un grupo de personas en un determinado momento en un determinado sitio . Este sitio era una vivienda colectiva marplatense que se levantaba en lo que hoy es pleno centro de la ciudad . Sus frentes daban por dos calles , las que recuerdan el nombre de dos patriotas argentinos , no contemporáneos pero trascendentales en la historia de nuestro país : Belgrano y Mitre .
No era necesario ni el número de la puerta de entrada a la casa ni el nombre de las calles para identificar la locación del conventillo , morada de los personajes , verídicos tanto y cuanto a sus existencias , como a los sucesos prósperos y adversos que enfrentaron en sus vidas . Era fácil ubicarlo con sólo nombrarlo como el conventillo del “ Bar de Constante ”. Este bar , del que hablaremos renglones abajo , era un referente famoso por los parroquianos que a él concurrían .
La entrada a la casona colectiva se abría sobre la calle Mitre en un portón doble , a guisa de puerta cancel , que daba acceso a un patio enorme . A la derecha , a algunos metros del portón , se levantaba una higuera gigante que apoyaba su rugoso tronco contra la pared mientras que sus ramas cruzaban el grueso muro que daba hacia la calle , para regocijo de los pibes , quienes devoraban las blandas y dulzonas brevas que colgaban de ellas . A metros de la entrada , en medio del patio - que como ya dijimos era de grandes proporciones - estaban los baños y las duchas . La batería de duchas era a la derecha para las mujeres y a la izquierda para los hombres ; los baños seguían esa misma distribución . Por supuesto que toda el agua que corría por las cañerías era fría . ¡ Se tirita sólo al pensar lo que habrá sido transitar por allí para ir al baño en las noches de invierno , tan severas en Mar del Plata ! A un costado , en el medio de la galería , estaban los tres piletones donde las familias lavaban la ropa . La suya y la de afuera , en muchos casos . Estaba
17