El violín
de lata
Tal vez era como éste el violín que Francisco
CANARO se fabricó cuando apenas tenía
doce años. Vivía en un conventillo junto a
sus padres (inmigrantes italianos) y sus
nueve hermanos. Habían llegado a Buenos
Aires, desde Uruguay, sin un peso en el
bolsillo. PERO FRANCISCO QUERÍA TOCAR
EL VIOLÍN... Entonces ¿Cómo conseguirlo
si en casa apenas había
para comer?
Un amigo, lustrador de muebles, al que
apodaban “El Tuerto Baboso” le dió la
solución. Tomaron una lata de aceite vacía,
le agregaron un diapasón y clavijas hechos
con madera de descarte, un arco también
casero... y listo.
Así comenzó el pibe uruguayo si carrera
musical, que lo llevó a ser el director de
orquesta de tango más prolífico (se calcula
que registró 3.700 grabaciones) y el más
acaudalado, al punto que un dicho popular
decía: “Tiene más guita que Canaro”.
Claro ejemplo de audacia y creatividad.
No siempre es necesaria la billetera para
cumplir nuestros sueños. Un pibe croto, con
un violín croto, llegaron a la cima. Cuestión
de talento y esfuerzo.
Ángel Mario Herreros
Tango y Cultura Popular