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Notas
SOBRE LA ESENCIA
DEL TANGO
por Héctor Negro
La capacidad de evolución
y de renovación a través de
diferentes épocas, ha sido
una de las características
fundamentales y permanentes
del tango, lo que le ha
permitido actualizarse en
función de los cambios y de
la sensibilidad popular. Esto
es bien sabido por quienes
distinguen las expresiones
representativas de cada época
y el curso de su evolución.
Hasta el más común de los
devotos y oyentes habituales
de las expresiones del
género, puede advertir la
variedad de estilos y formas
expresivas tanto en el aspecto
instrumental como en el
cantado. Lo que suele no
tenerse en cuenta es que desde
sus primeras etapas, cada
aporte, cada intento de cambio,
provocaron las consiguientes
críticas y rechazos provenientes
de los “retardatarios”
de turno. Abundan los
testimonios al respecto y tales
cuestionamientos existen desde
poco tiempo después que el
tango naciera y consolidara su
ritmo y estructura. Uno de los
argumentos más meneados fue
la preservación de la “esencia”,
sin que po r lo general se
aclarara en qué consistía esa
“esencia”, la cual por otra
parte fue siendo distinta a
medida que el tango mismo
iba cambiando. Uno de los
pocos que se ha referido a esa
“esencia” y la definió e indagó
en su breve trabajo titulado
“La esencia del
tango” (editado en 1980
por “Cuadernos de Tango
y Lunfardo”), ha sido José
Gobello. Y una de las
conclusiones principales a la
que llega en su análisis, es que
esa mentada y zarandeada
“esencia” es algo mutantede
acuerdo a cada época y a los
accidentes de la porteñidad que
el tango expresa (porteñidad
entendida en amplio sentido,
no limitada sólo al espacio
geográfico), según influyen los