Los Cafés de calle Corrientes
década bosteza largamente, mientras padece pesadillas edilicias, que
poco a poco van diluyendo nuestra identidad. porteña y por que no
también, nacional. Los cafés en la historia de Buenos Aires han
significado una verdadera institución; la salida de la muchachada; la
sede de la expectativa, ya que hasta las cosas mas insólitas podían
pasar. También han sido y continúan siendo el escenario de las citas
amorosas (ya sea de las primeras o de las últimas), donde la atmósfera
se impregna de seducción y confidencia.
Los cafés son lugares donde se pautan y se cierran acuerdos
comerciales; donde se entretejen discusiones; donde se invita a la
nostalgia; donde se producen los reencuentros, tantas veces
postergados, con amigos; donde se llama al recuerdo y donde planea
el futuro. En fin, son el lugar por donde pasa la vida, y todo esto,
mientras bebemos un café.
Evocar el espíritu de los viejos cafés de Buenos Aires y salvaguardar
los que quedan debería ser para nosotros, los porteños, casi una
obligación. Porque mantener la identidad cultural de un pueblo es lo
que verdaderamente reafirma el hecho de que “Globalización”, no es
sinónimo de “Neo-colonización”. Y “Modernidad”, tampoco implica
desmedro de nuestro pasado.
Karina Donángelo
Buenos Aires, antes y ahora
Revista Digital de Tango
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