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Notas
- Para todo -respondió de
inmediato Payró.
(... ) Con este diálogo llegaron a
conocerse íntimamente Bartolomé
Mitre y Roberto J. Payró, motivo
por el cual, este último ingresó
inmediatamente a la redacción del
diario”. (Los Cafés de Buenos
Aires. Página 154 y 155. Editorial
Schapire).
Concurrían a este recinto Julio
Piquet, Carlos García Lauda,
Enrique Loncán, Enrique Méndez
Calzada, Ángel Falco, José
Ingenieros, Pedro Angelici, Joaquín
de Vedia, Enrique Hurtado y Arias,
Enrique González Tuñon, Héctor
Blomberg, Alberto Caprile,
Eduardo Mallea, Álvaro Melián
Lafinur, Pedro Raggio, etc.
En 1955, el local fue baleado con
24 proyectiles; eran tiempos
turbulentos donde no solo
temblaban los ladrillos de La
Helvética, sino también los
cimientos de toda la nación. Pese
a que el local reabrió sus puertas
años más tarde, el renacimiento
fue prematuro, y no tardó en
llegar el final...
El remate de sus pertenencias se
realizó en julio de 1958, aunque
se conservaron muy celosamente
objetos cuyo valor es incalculable,
tales como las antiguas cocteleras
de plata o los vasos de licor, cuyo
tamaño los asemejaba más al de
un florero que al de un recipiente
para bebidas. Entre las tantas
finísimas bebidas, se guardaron el
coñac Martell, en botella de un
litro, imposible de encontrar en la
Argentina; el Curvoisier legítimo;
el Eduardo VII; el Biscuit; el
Napoleón ¡1870!; el champagne
Perré Jouet y un oporto rarísimo
en nuestro tiempo, el Zabaleta del
año 1844. Entre los whiskies se
conservó el Dry Sack; Morgan; Old
Band; Grand Munich; John Heise y
el Procurable.
La Fragata: También estuvo en la
intersección de las calles
Corrientes y San Martín. Fue el
café de la “city”; el aroma del
ambiente de la Bolsa y las
cotizaciones impregnó el local y el
recuerdo de quienes lo visitaron.
Cuenta uno de los mitos populares
que en la Avenida Corrientes hubo
una época en que existió un
discutidor profesional: discutía
sobre cualquier tema; se sentaba
a las mesas y por un precio fijo
discutía de lo que uno quisiera...
La lista de cafés es por demás
extensa e imposible de citar en
una sola nota. La memoria nos
lleva a recordar lugares como La
Opera; Premier; Politeama; El
Ateneo; Café Callao; Café Biarritz;
el San Bernardo; El Dorado; El
Petit y El Julián; etc., etc., etc.
Lo cierto es que esta avenida ha
sido considerada por Enrique
Cadícamo como la “calle que
nunca duerme”, sin embargo
desde hace poco más de una