Tango y Cultura Popular ® N° 160 | Page 26

26 El Tango y el genocidio cultural Sin lugar a dudas, el pueblo argentino generó una identidad clara y definida, pero pareciera que reniega de ella. Han surgido diversas expresiones musicales, pero ciertamente el tango es lo que nos representa en todo el mundo como música argentina. Buenos Aires es la ciudad a la que mas tangos se le han dedicado, pero paradójicamente no es el lugar donde más se escucha el género. Sino mas bien que se reniega de él. Cada año se realiza el Festival y Mundial de Tango de Buenos Aires, y las plazas hoteleras están colmadas y nuestros chicos, siguen sin conocer el TANGO como CULTURA GENERAL dentro de la Educación Nacional. Somos reconocidos mundialmente por este género rioplatense, pero sin embargo en Literatura no se menciona siquiera un solo autor, en Música no se toma como género musical, ni se mencionan Troilo, Pugliese, etc. Se enseñan algunos pasos de folclore pero no se enseña ni el caminar del Tango. Tampoco está en Historia Argentina. ¿Cuántos chicos mas van a desconocer su identidad? El TANGO es ARGENTINO pero nuestros chicos aprenden la cultura de otro país La historiadora y periodista Nélida Rouchetto, nos explica cómo fue el proceso de lesión cultural que se deflagró en la década del sesenta: “A fines del 50 y en la década ‘nefasta´del 60. La grabadora RCA Victor envió un nuevo gerente extranjero, un tal Ricardo Mejías, para que se ocupara de destruir con total impunidad el material original (las matrices) de la música argentina (tango y folclore). Este señor inventó la llamada ‘Nueva Ola’, elenco al que ingresaban sólo aquellos que aceptaban las reglas del juego”. “Con un estudio a fondo de ‘mercado’ fueron consumando el ‘genocidio cultural’, al amparo, además, de la desidia gubernamental cuando se trata de la Cultura de nuestro pueblo”. “Esa gran industria musical digitó un proceso de desmantelamiento de la música argentina (tango y folclore). En 1967 con el gran cómplice en la persona del director general de Radiodifusión Federico Frischnecht, desde su despacho en Radio Nacional (entonces en Ayacucho 1547) eliminó los elencos estables de las emisoras oficiales (cuyas ondas cubrían todo el país), no por onerosos, sino