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actuar en ese ámbito; estafando a los
desprevenidos con textos edulcorados
y caprichosos, que brindan una lectura
absolutamente distorsionada de la
realidad y naturaleza del Tango. También
excluyo a unos cuantos “escritores
consagrados” que aprovechan la
volada y producen textos impresentables
haciendo casi inevitable referencia
a la figura consular de Don Carlos
Gardel. No, de ninguna manera me
refiero a estos impúdicos fabricantes
de refritos.¿Cuándo se escribirá
este libro tan necesario? ¿Quién lo
escribirá? Mientras esperamos a ese
autor y a esa obra, permítaseme producir
este artículo, aunque sea a manera de
aperitivo.
en esa época estaba integrada por
masculinos que venían en busca de
nuevos horizontes, dejando atrás –en
una Europa asolada por el hambre y las
guerras- a sus novias y a sus esposas,
que muchos casos jamás volverían a ver.
Así, para satisfacer las necesidades
sexuales de estos hombres “solteros”,
se hizo evidente la necesidad de crear
burdeles, y para trabajar en ellos
se “importó” a mujeres francesas,
españolas, italianas, polacas, alemanas.
Pero la demanda fue superior a la
oferta, de modo que en esos lugares
se formaban largas filas de hombres
esperando ser atendidos, de modo
que los patrones pensaron en divertir a
la clientela contratando músicos para
amenizar la espera, generalmente tríos
En mérito a la brevedad (aún así
descreo que más del 10% de los lectores formados por guitarra, flauta y violín,
aunqu