concretos. Esto exige cultivar una profunda confianza
en los miembros del equipo y disponer de
claridad sobre los objetivos.
* Finalmente, entiende que el futuro es
un espacio para ser liderado, mediante una
visión clara y dinámica de lo que quiere conseguir.
Sabemos que no podemos predecir el futuro,
máxime en un entorno de alta incertidumbre
como en el que actualmente vivimos; pero sí que
podemos diseñarlo, seleccionando aquellas decisiones
y acciones que pensemos que más nos
pueden acercar a nuestros objetivos y valores.
No nos olvidemos de que, más allá de las cualidades
y actitudes que engloban el concepto de
OMNI-Líder, la función principal del liderazgo
no es sólo la de desarrollar buenos seguidores,
sino la de generar nuevos líderes. Y éste es
probablemente el motor más relevante que permitirá
a nuestras empresas seguir expandiéndose y
creciendo en el futuro con independencia de los
escenarios que nos toque afrontar.
* Traslada sus capacidades y las aprovecha
en los diferentes contextos. Esto supone ser
capaz de disponer de las habilidades necesarias
en cada situación que las requiera. En la práctica,
tendemos a ser más hábiles desempeñándonos
en determinados contextos y no en otros. No es
una cuestión de tener o no tener esas habilidades,
sino de saberlas “activar”, beneficiándonos
de ellas cuando sean más necesarias.
“El error es fundamentalmente creer que existe un
antídoto para la incertidumbre. La propia existencia
es un préstamo pasajero sin una fecha certera
de vencimiento”
David Levithan
* Conectado con lo anterior, integra sus diferentes
roles -personal, profesional, social…-
aceptando que conviven en una misma realidad
que ha de priorizar y organizar de forma diferente
a como lo estaba haciendo hasta el momento.
* Cultiva las comunidades de aprendizaje,
en el sentido de aprovechar el capital experiencial
de la organización, siendo consciente de que,
más que nunca, necesitamos sumar diferentes
puntos de vista para acometer de formas no
convencionales los problemas que nos presenta
el día a día.
* Estimula el “smart working”. Acepta que
la presencia física no es el elemento de medición
más apropiado para determinar el nivel de
compromiso y rendimiento de un colaborador.
El “smart working” supone permitir que cada
persona elija el momento y el lugar -sea el que
sea- más apropiado que le permita alcanzar su
umbral óptimo de productividad, más allá de
horarios o presencia en espacios de trabajo
FOTO: YANALYA
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