nunca representarán fielmente la
complejidad de las interacciones
que se producen entre nuestra
mente y el entorno. A pesar de esto,
nos ayudan a tener distinciones
sobre nuestra propia experiencia,
y así disponer de una comprensión
útil y práctica de cómo poder
intervenir más activamente, tanto
en nosotros mismos como en
los demás, a la hora de facilitar el
cambio.
Es importante entender que cuantas
más distinciones poseamos más
tendremos disponible del mundo,
pudiendo ser más conscientes
de los procesos que creamos a
la hora de pensar, sentir y hacer.
También es relevante comprender
que no respondemos al mundo
directamente, en base únicamente
a lo que percibimos con nuestros
“La situación será el
estímulo o disparador
para sentirnos bien o
mal, pero la causa siempre
estará en nosotros
mismos y nuestra manera
de estar pensando.
sentidos, sino en función de cómo
le hemos dado sentido. Somos
seres creadores de significado que
elaboramos a través de nuestros
juicios y valoraciones. Como decía
Nietzsche, lo que nos diferencia del
resto de especies es que “somos
animales que emitimos juicios”.
Quiero presentar un sencillo
modelo que puede arrojar algo de
luz sobre este particular. Que sea
fácil de entender, no quiere decir
que no implique un gran desafío
aplicarlo. Lo podemos resumir con
el acrónimo S.P.E.C. Cuatro letras
que representan un ciclo continuo
y bidireccional que engloba
diferentes elementos:
El primero es la “S” de SITUACIÓN:
A cada instante estamos enfrentando
diferentes escenarios
y circunstancias con las que
tenemos que lidiar. Tendemos a
calificar esas situaciones como
“buenas” o “malas”, y nos sentimos
afortunados o desgraciados como
consecuencia de ello. Sin embargo,
las situaciones por sí solas no son
ni buenas ni malas. Aunque nos
cueste asumirlo, por negativas que
las podamos percibir, son neutras.
Una misma situación enfrentada
por dos personas diferentes puede
ser vivida de formas muy distintas.
Un ejemplo aparentemente “descafeinado”
nos puede ayudar a
entender algo más esto. Imaginemos
que se le pincha a alguien la rueda
de su coche. Esto lo podría vivir
subjetivamente como un problema,
si para él o ella fuera importante
llegar puntual a una reunión o a esa
entrevista de trabajo tan deseada,
generándole ansiedad o tensión en
consecuencia; pero también podría
vivirla como una oportunidad si
lo que quería era precisamente
una buena excusa para saltarse
ese tedioso encuentro. Por tanto,
podemos decir que el cómo
respondamos y demos sentido a las
21