DESARROLLO
ESTÍMULO VS. CAUSA:
VIVIMOS
LO QUE INTERPRETAMOS
Si no asumes tu responsabilidad de crear significado, no podrás participar
en la búsqueda de la solución
Todos conocemos personas
en nuestro entorno que viven
vidas de auténtico drama,
no tanto por las situaciones
que “objetivamente” afrontan,
sino por su manera de vivirlas y
sentirse victimizados por ellas.
A menudo se quejan de lo mal
que les trata la vida o los demás,
bien sea en las relaciones, en las
escasas oportunidades que se les
presentan o en el trato -o, como
dirían ellos, maltrato- que reciben
a pesar de su demostrada valía.
No es infrecuente que, como
consecuencia de esa actitud,
muchas de las personas que les
rodean terminan sintiéndose
vaciadas de energía después de
una extenuante conversación con
ellos, a menudo unidireccional.
Un rasgo común que parecen
exhibir estas personas -y todos
caemos alguna vez en este tipo
de victimismo- es que no asumen
la autoría en su proceso de crear
significado. No se ven como parte
de la ecuación problemática y,
por tanto, no pueden participar
en la búsqueda de la “solución”.
Hay una relación de causalidad
directa entre las situaciones que
viven y el motivo de sus males. Y
esto en gran medida condiciona su
calidad de vida. Con esto no estoy
diciendo que no haya situaciones
dramáticas que nos puede tocar
afrontar, sino que la intensidad de
ese drama siempre estará sujeta
a la manera de observarlas e
interpretarlas.
Hay muchos modelos que explican
de forma conceptual cómo
funciona nuestro pensamiento, y
todos ellos tienen en común que
suponen una simplificación de
los procesos que llevamos a cabo
inconscientemente a la hora de
responder y dar sentido al mundo.
Por tanto, en cierta medida,
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