zan expresiones, desgraciadamente tan
frecuentes, como “esto es lo que hay”.
No se atreven a decir su verdad, que es:
“esto es lo que yo he elegido… porque
no me atrevo a…” (p.e.: cambiar de puesto,
empresa, etc.).
Son, y se sienten, víctimas. Ellas no son
responsables, el mundo es el culpable de
su situación.
Las víctimas sufren. No es nada divertido
ser víctima. Merecen nuestra compasión
primero, y después nuestra ayuda para
que tomen conciencia de que pueden
elegir. Y es legítimo elegir cualquiera de
las dos opciones.
Los resultados que consigues
Son completamente diferentes en cada
caso.
Tu actitud determina el juego de comportamientos
(acciones) y emociones
asociadas que pones en práctica. Y
estos determinan (inevitablemente) los
resultados que puedes conseguir. Así
que elige cuidadosamente la actitud más
adecuada a lo que quieres conseguir.
Proceso recomendado
Si formas parte del primer colectivo -los
que respondieron “muy pocas veces
o nunca”- te sugiero que realices este
proceso de 10 pasos:
1. Párate. Desconecta tu mente de lo que
estás haciendo ahora y reduce tu ruido de
fondo
2. Sitúate en el contexto real. Recuerda
que la mayor parte de tu vida transcurre
en tu trabajo. Así que el renglón que sigue
puede ser importante para ti
3. Pregúntate. ¿Quiero conseguir o ir
a trabajar?
4. Visiona. Visualiza con detalle cómo será
tu vida en cada una de esas dos opciones
5. Reflexiona. Compara los beneficios e
inconvenientes de cada opción
6. Pide ayuda. Conversa, contrasta,
argumenta y discute con otros para
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