EDITORIAL
“El puesto de trabajo ha muerto”
Bienvenidos al omnitrabajo
¿Vamos a permitir que el ocio nos parta la jornada de trabajo?
Quienes me oyen hacer esta reflexión se llevan las manos a la cabeza por lo que interpretan que hay
detrás de la pregunta. Quizá piensen que hago apología del trabajo duro y de jornadas interminables,
pero nada más lejos de mi intención. De hecho, jamás he admirado a aquellas personas que llegan los
primeros a la oficina y se van los últimos. Esos que en muchas ocasiones muestran una permanente
cara de preocupación, si no de enfado, porque dejan que los imprevistos y expectativas torcidas dispa-
ren sus emociones e invadan hasta su estado de ánimo. Esos que en muchas ocasiones se permiten
criticar a aquellos que cumplen un horario laboral y se van de la empresa en cuanto este finaliza. Yo
admiro a los profesionales que han hecho de su trabajo su pasión, que se enamoran de lo que hacen
y se les pasan las horas volando, como nos ocurre a la mayoría cuando estamos a gusto en ciertos
lugares y en buena compañía.
Aceptando que determinados servicios y entornos productivos seguirán necesitando de horarios para
organizar su operativa y dar buenos resultados, la gran mayoría de trabajos van a dejar de tener hora-
rios en la Era del Camaleón, es decir, tras la transformación digital.
El teletrabajo ha supuesto un efímero puente entre la manera tradicional de trabajar en las empresas,
es decir, presencialmente, y lo que cada vez demanda más el nuevo presente de dichas empresas,
una actitud permanente de trabajo y disfrute solapado donde no hay horarios definidos para una ni
para otra cosa.. El puesto de trabajo ya no es un sitio al que ir o un horario que cumplir. El puesto de
trabajo ahora es una serie de tareas a realizar y unos objetivos que cumplir y da igual cuándo y desde
dónde lo hagamos. Esto es el omnitrabajo, no desconecto del trabajo porque también, de manera
intermitente, estoy conectado con el placer y con esas otras tareas ajenas a la empresa que dan sen-
tido a mi vida.
De hecho, ya hay muchos millennials y algunos jóvenes de la generación Z, que ya se empiezan a
incorporar al mercado laboral, que no buscan tan siquiera un puesto fijo sino
que pertenecen a la corriente de los gigonomics, aquellos profesionales
expertos en determinadas áreas que trabajan por proyectos en diferentes
compañías de forma temporal, solo mientras sientan que aportan valor con
esa especialización con la que están apasionados y se divierten.
Aceptar y practicar con éxito el omnitrabajo supone un cambio de ac-
titud y la incorporación de nuevos comportamientos. Esta mentalidad
impacta directamente en el compromiso de los profesionales con sus em-
presas disparando su disfrute emocional y dichos cambios, y el éxito de ha-
cerlos sostenibles en el tiempo, son la especialidad de Atesora Group.
¿Hablamos?
Jorge Salinas
Presidente de
Atesora Group
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