marcados por una sociedad patriarcal. El gé-
nero femenino decide apostar por su carrera
profesional, compartiendo responsabilidades
con sus parejas, en vez de ser ellas las únicas
responsables del ámbito doméstico, empo-
derándose y tomando control de su vida,
liberándose de sus miedos y rompiendo las
barreras de la sociedad y del rol de género
marcado hasta el momento.
Y es que este artículo lo escribo porque hace
tiempo descubrí que existen grupos de Whats-
App de madres que “se arrepienten de haber
sido madres”, de haber abandonado su carre-
ra profesional, de haber cedido varias parcelas
de su vida para dedicarlas a otra; el hogar. No
obstante, esto también implica que pueden lle-
gar a tener hasta cuatro vidas en una misma
jornada, que son espacios dedicados a diferen-
tes roles en la sociedad, pero este asunto lo
trataré en otro artículo.
Si que es cierto que a nivel laboral la mujer si-
gue sin tener las mismas oportunidades que el
hombre, bien en los propios procesos de se-
lección o bien a la hora de promocionar dentro
de una compañía. En los procesos de selección
siguen existiendo sesgos de género según el
puesto al que se opte y quizás la visión de que
una mujer necesitaba más tiempo fuera del
trabajo para gestionar el ámbito doméstico
frente a la libertad de horario que podría tener
un hombre, ha fomentado de alguna manera
está posición. Bien, esto está cambiando.
Desde IMS trabajamos por el empoderamiento
de la mujer a través de programas de desarro-
llo donde ayudamos a implementar acciones
positivas para el colectivo femenino, fomentan-
do el cambio en las organizaciones y en la vida
de aquellas personas que participan en nues-
tros talleres.
En la actualidad es cada vez más frecuente que
las organizaciones se impliquen en la transver-
salidad de la perspectiva de género, enfocando
sus programas de desarrollo de talento hacia
esa nueva realidad, fomentando la igualdad de
forma activa y visible, así como generando un
nuevo modelo de gestión de experiencia del
empleado.
Aún hay mucho trabajo por hacer en este te-
rreno, las empresas lo saben y sus programas
de desarrollo de Talento están cambiando,
como la sociedad misma.
Mi más sincera enhorabuena a todas aquellas
personas que promueven el cambio y que ge-
neran nuevos paradigmas para construir una
nueva realidad.
Ni qué decir tiene que existe también el sesgo
de la edad, puesto que hasta ahora se ha teni-
do recelo a la hora de contratar a mujeres en
edad reproductiva y a mujeres que ya tenían
responsabilidades familiares, para según qué
puestos.
Cada vez es más frecuente el papel de la mujer
dentro de los comités de dirección, y poco a
poco el techo de cristal va resquebrajándose.
¿Por qué no contratar a una mujer de larga ca-
rrera profesional para un puesto de directivo
o CEO cuando está demostrado, por ejemplo,
que la mujer a cierta edad y durante la ma-
ternidad, adquiere ciertas habilidades que la
ayudan a ser más productivas y a una mejor
toma de decisiones?
Vanessa Peirotén
Office Manager