TALENTO MAY-JUN 2019 talentoMAY2019 | Page 19

viendo con otra persona que le hiciera sentir tan sumamente infeliz, siempre le quedaría la opción de terminar la relación. Algo que no es posible cuando a quien tanto desprecias es a ti mismo. ¿Pero cómo se puede llegar a esta situa- ción tan dolorosa, antinatural e injusta? Las causas pueden ser variadas. Hay razo- nes genéticas -personas que nacen con altos niveles de cortisol, serotonina, dopamina y no- radrenalina-; otras ambientales -educación muy estricta, padres que hacen competir a sus hijos por su atención o cariño-; a veces son emocio- nales -pérdida de un ser querido, desempleo, fracasos sonados-; e incluso a veces las causas llegan a ser patológicas -tristeza o melancolía asociadas a una depresión clínica-. Pero no es el objeto de este artículo profundizar en ellas, sino mostrar un modelo que puede ser de ayuda para comprender este fenómeno y -ojalá- ayu- dar a dar los primeros pasos para combatirlo.   Nunca un cubo fue tan importante Es cierto que el material con el que está he- cho tu cubo lo hace más o menos inmune a los agujeros. Hay quien lo tiene de acero, y es muy difícil perforarlo (¡qué suerte tienen!); sin em- bargo, otras personas, más sensibles, es como si tuvieran un cubo hecho de papel; cualquier cosa les hace sentir mal, es muy fácil que se les hagan agujeros y se les vaya la autoestima por ellos. Pero todos perdemos, eso es un hecho. La autoestima es un mecanismo estructural del ser humano. No podemos vivir sin ella, por- que todos necesitamos querernos a nosotros mismos para poder pertenecer a un grupo social y, de alguna forma, comparar lo que cada uno se valora con lo que le valora el grupo del que forma parte. Así que, aunque sea poca, todas las personas tienen al menos algo. Y todas se sien- ten bien cuando su nivel de autoestima sube. Una forma gráfica de verlo es imaginar un cubo, el Cubo de la Autoestima. Imagínate que la auto- estima es agua, y tú eres un cubo que contiene esa agua. Cuanta más agua, más feliz eres con- tigo mismo. Y todos tenemos un cubo… que además está agujereado en la base. ¿Por qué? Porque todos los seres humanos perdemos autoestima, debido a muchas y variadas razo- nes. Piensa qué te hace perderla a ti: ¿Fracasos? ¿Insultos? ¿Broncas? ¿Ser prejuzgado injus- tamente? ¿Ser ignorado por tal o cual sujeto? ¿Sentirte atascado profesionalmente? ¿No lograr dejar de fumar, o no estar a gusto con tu cuerpo?... Probablemente te identifi- ques con alguno de estos ejemplos, pero la lista es mucho más larga. Y otro hecho es que la cantidad de au- toestima que cada persona necesita es variable; hay gente que tiene un cubo muy pequeño, es decir, a poco que hagan se llena hasta arriba y no hace falta echarle más agua. Y otros necesitan toneladas de autova- 19