vez más corto.
La condición crítica para tener éxito en ese
entorno cambiante –y obviamente para
sobrevivir en él- es aprender a aprender,
y desaprender, a mayor velocidad. Esta
condición o competencia aplica a cada indi-
viduo y también a los sistemas en el que éste
habita, es decir, la empresa, la familia, la ciu-
dad, el país, etc.
Iguales, pero unos más rápidos que
otros
Las buenas noticias son que los seres
humanos hemos demostrado sobradamente
nuestra capacidad para adaptarnos a todo
tipo de entornos cambiantes. Bien es cierto
que esa capacidad, o mejor, esa disposición
es diferente entre unos y otros individuos
como muestra la conocida curva de adop-
ción de Everett Rogers.
Como muestra empíricamente esa curva, los
adoptadores de cualquier producto o servi-
cio se reparten gradualmente en el tiempo
de acuerdo con un patrón de volumen que
los categoriza en innovadores (2,5% del total),
primeros seguidores (13,5%), mayoría precoz
(34%), mayoría tardía (34%) y rezagados (16%).
Si estás de acuerdo con los párrafos ante-
riores una pregunta relevante que podrías
hacerte respecto a “aprender a aprender”
es: ¿en qué categoría de adoptador elijo
incluirme? o, más concretamente, ¿qué voy a
hacer exactamente al respecto?
Diez preguntas más para diseñar tu
mapa de ruta
Si tienes algún tipo de responsabilidad en el
desarrollo y aprendizaje de personas adultas,
por ejemplo en el sector empresarial, la pre-
gunta anterior alcanza una relevancia mayor,
ya que trasciende a tus intereses personales.
Si así es puede te que surjan, al menos, estas
9