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menaras, códigos sonoros mediante tambores e instrumentos de viento o reflejos con espejos para solucionar sus necesidades de interconexión. In- cluso en tiempos tan recientes como la II Guerra Mundial el uso de palomas mensajeras re- sultó crítico para la victoria aliada por su eficacia en la transmisión de mensajes ci- frados al ser difícilmente interceptables. “ Hasta que las perso- nas no percibimos que hay una necesidad real de cambio es difícil que cambiemos La aparición del telégrafo y la transmisión por có- digo morse marcaron el inicio de la era moderna de la comunicación, al permitir por primera vez la conexión inmediata entre ciudades, países e in- cluso continentes, siendo el embrión de nuestras actuales redes. Y a continuación la radio, que no sólo era inalámbrica, sino que podía difundir un mensaje a un público amplio y deslocalizado en tiempo real. Tras ella, la televisión incorporó la imagen; los ordenadores facilitaron la creación de FOTO: JANNOON028 datos y la posibilidad de almacenarlos, e Internet hizo que las posibilidades de comunicación de todo un planeta fueran muchísimo más sofisticadas y útiles al tiempo que infinitamente más sencillas. Y si bien uno de los inventos que más transfor- maron nuestra comunicación, el teléfono, que permite comunicarnos de un punto a otro de forma directa, tiene ya siglo y medio de edad, la última revolución en este terreno la ha propor- cionado el teléfono móvil, que desde hace unos años incorpora todas las facilidades aportadas por sus sistemas predecesores, además de las innumerables posibilidades de digitalización. A nivel empresarial, considero que aún estamos lejos de haber explotado todo lo que la tecnolo- gía nos ofrece. Es cierto que ya son habituales las reuniones por videoconferencia con nuestros clientes y proveedores, que compartimos tonela- das de información en formato digital, etc. pero no es menos cierto que, si podemos vernos, preferi- mos realizar estas actividades de forma presencial. En otras palabras, aunque podamos realizar la mayoría de nuestras actividades de forma online, todavía hay una brecha cultural y de há- bitos que impide el despegue definitivo. Y no es un problema de costes, porque, a pesar de es- tar muchas de las tecnologías virtuales en fase incipiente -lo que hace que su precio las haga inac- cesibles para muchas empresas-, hay ya disponibles muchos servicios, herramientas y aplicaciones asequibles que permiten realizar todo tipo de ac-