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coronavirus a ese nivel será muy negativo. Si nos
referimos específicamente al sector de la comuni-
cación, las empresas con presencia global están ya
experimentando un importante impacto; que se
traduce en un menor número de desplazamien-
tos de negocio para reuniones con proveedores,
partners, clientes -e incluso reuniones internas- a
los países que están sufriendo un alto índice de
afectados. Y esto no ha hecho más que empezar.
Mi opinión es que es en este tipo de con-
textos tan dramáticos cuando las personas
nos vemos abocadas a admitir los cambios
profundos, sean cuales sean éstos; pero especial-
mente el “súper cambio” de la Disrupción Digital.
La Historia de la Comunicación Humana es un
relato apasionante de necesidades y avances
tecnológicos, enormemente ingeniosos y comple-
jos en su momento por obvios o anticuados que
éstos nos parezcan ahora. Por ejemplo, fue la in-
vención de la escritura y los diferentes alfabetos
-cuneiformes, jeroglíficos, ideográficos, etc.- lo que
permitió a los pequeños asentamientos humanos
convertirse en grandes civilizaciones al poder dejar
constancia y transmitir fidedignamente códigos,
leyes, bienes y negocios -de hecho, el primer
documento escrito del que se tienen pruebas
físicas aceptadas es un contrato de compraventa
de ganado entre dos habitantes de Uruk, en Me-
sopotamia, varios miles de años antes de nuestra
era-. Con anterioridad a eso, la comunicación en-
tre personas era únicamente presencial y oral,
con sus enormes limitaciones. La utilización de
emisarios que portaban noticias de toda índole es
muy antigua, pero en tiempos más recientes -des-
de Alejandro Magno- se perfeccionaron las redes
de mensajería para alcanzar los rincones remo-
tos de los imperios, y fueron los romanos los que
convirtieron la comunicación en un auténtico pro-
ceso de ingeniería con precisión suiza. Pueblos tan
diferentes como los nativos americanos, los jine-
tes de las estepas de Mongolia o los aborígenes
australianos coincidieron en el uso de fogatas, al-
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