¿Has oído hablar en alguna ocasión de Her-
mann Ebbinghaus? Pues fue un filósofo y psi-
cólogo alemán del siglo XIX, uno de los pione-
ros en estudiar la “Curva del Olvido”, modelo
que habla de la pérdida natural de retentiva
de las personas; en otras palabras, trata so-
bre la facilidad con la que el cerebro tiende
a eliminar aquellos recuerdos que le resultan
superfluos, absurdos o innecesarios. Una de
las conclusiones a las que llegó Ebbinghaus
en una serie de interesantes experimentos,
-en los que con frecuencia era él mismo el
sujeto investigado, y que se basaban en la
repetición sistemática de poesías y sílabas
sin sentido para ver hasta qué punto se re-
lacionaban la memoria y la retentiva con la
reiteración mecánica de un concepto-, es
que la Curva del Olvido tiene una pendien-
te muy pronunciada -se olvida con mucha
facilidad- cuando se memorizan conceptos
que carecen de sentido para el sujeto; sin
embargo, cuando dichos conceptos le resultan
interesantes, especialmente en situaciones
emocionalmente importantes -desde traumas
hasta acontecimientos señalados-, la curva se
vuelve casi plana; es decir, el recuerdo se fija
de forma prácticamente perfecta. Por ejem-
plo, probablemente te resulte difícil recordar
qué ropa llevabas puesta el 16 de noviembre
del año pasado; pero si ese día se casaba tu
31