algunos no mencionados aquí para no aburrir
a los lectores y otros por estar en-globados en
los anteriormente citados. Lo que puedo asegu-
rar es que el trabajo que hicimos, tanto a nivel
de reflexión como de práctica, fue exhaustivo y
completísimo. De hecho, es probablemente el
programa relacionado con el liderazgo más ates-
tado de todos los que facilitamos al cabo del año. mente no todo el mundo llora en esa sesión,
aunque la mayor parte de ellos se emocionan
hasta las lágrimas; pero juraría que todos se lle-
van una reflexión muy profunda, facilitada por
escucha activa y algunas preguntas poderosas,
y envuelta con el lazo de la emocionalidad que
proporcionan los reconocimientos de otros se-
res humanos.
Y entonces, ¿por qué lo que trasciende de
promoción en promoción es el componen-
te emocional? ¿Quizás porque es lo único
que les cuentan los veteranos cumpliendo
con su pacto de silencio? ¿Tal vez porque es
el programa más emotivo -que no sentimen-
tal- de todos aquéllos en los que participan?
¿O a lo mejor tiene que ver con la fantástica
combinación entre conceptos y emociones
que los creadores diseñaron para fijar los
aprendizajes de forma permanente? Tiendo a
inclinarme por esta última opción, puesto que
es la base de la metodología experiencial.
Pondré un ejemplo para entenderlo mejor. Yo les digo todos los años que no se dejen
engañar por los facilitadores que provocan el
llanto de manera forzada en los participantes.
Me parecen mediocres que recurren a un tru-
co efectista para conseguir un plus sensiblero
y facilón en sus encuentros. “Si algo de lo que
se trabaja en un taller te genera una fuerte movi-
lización, -les digo-, bienvenida sea tu emoción. Mi
sugerencia es que te des el permiso de disfrutarla,
sea cual sea; es el momento perfecto para ello”.
Imagínate que te pregunto: “¿Qué ropa exac-
tamente llevabas puesta el 14 de septiembre de
2017?”
Y eso es lo que, año tras año, sucede en el caso
que os cuento. Durante cuatro días se sienten
escuchados, valorados como seres humanos
y no tanto como generadores de resultados,
que es lo que suelen experimentar en su día
Casi estoy por apostar que no lo recuerdas,
salvo que fuera un día especialmente señala-
do para ti. Pero si te preguntase: “¿Qué ropa
exactamente llevabas puesta el día de tu Primera
Comunión?”
En esta ocasión estoy plenamente seguro de
que sí lo recuerdas, aunque haya pasado mu-
cho tiempo desde ese día. Y ¿por qué ahora sí
y antes no? Pues circuitos neuronales y lóbulos
temporales del hipocampo aparte, se debe a
una sencilla razón: por el carácter emocional
del recuerdo. Toma un concepto, asóciale una
emoción y ya está generado el aprendizaje. Es
una explicación algo facilona, pero funcional.
Y creo que esto es exactamente lo que les
pasa a nuestros jóvenes líderes año tras año.
El programa incluye una sesión de coaching ex-
press para cada participante, de unos quince
minutos, a la que sigue una breve ronda de
reconocimientos positivos por parte de sus
compañeros. Y ese cuarto de hora es suficien-
te para generar una indeleble huella en todo
aquél que pasa por este programa. Obvia-
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