empezó a dispersarse en abanico. Muchos,
como nosotros, disminuimos la velocidad y
comenzamos a mirar a izquierda y derecha
para tomar una decisión. Finalmente opté
por “una espalda decidida” y acertamos de
pleno porque, aunque estuvimos ese día
pedaleando en pleno desierto de arena, lo
que hacía inevitable desmontar de la bici-
cleta con cierta frecuencia, los que elegimos
“aquella espalda” coincidimos en que había-
mos seguido el mejor camino para hacer esa
parte de la etapa.
Cuando se trata de tomar decisiones tácticas
en el mundo de la empresa yo suelo decir:
“Sigue a los mejores. La rueda ya está
inventada”. Utiliza tu entusiasmo, tu intu-
ición y creatividad para abrir caminos nuevos
que te lleven a conseguir tus objetivos, pero
no pierdas el tiempo en explorar caminos
que ya hicieron otros antes y que sabes a
donde llevan. Modelar a los mejores es una
habilidad que nos facilita alcanzar el éxito sin
mayor esfuerzo. No es obligatorio sufrir para
ganar.
Ese día recibí otra lección sobre algo de lo
que mucho se habla pero que pocas veces
tenemos la oportunidad de vivir. Mi compa-
ñero de aventura persistía con los problemas
estomacales que se iniciaron la jornada ante-
rior y la situación se le había agravado hasta
tal punto que su cuerpo no admitía nada
sólido, y a duras penas algo líquido. Os podé-
is imaginar que en unas circunstancias tan
demandantes de esfuerzo por tiempo pro-
longado, no alimentar nuestro organismo de
la energía necesaria para pedalear en forma
de hidratos de carbono, era garantía segura
de fatiga, agotamiento y hasta de riesgo de
shock.
Mi compañero aguantó bien las primeras
cuatro horas de etapa, sin embargo, a partir
de ahí, aquello se convirtió en un rosario de
27