y Alejandro, mis inseparables compañeros
de aventura. También lo eran de jaima, que
estaban preparadas para acoger a tres par-
ticipantes cada una. Música atronadora para
excitar los ánimos y…, 3,2,1, ¡¡¡salida!!!!. “¡¡¡Allá
vamos!!!”, me dije, y nada más comenzar a
pedalear, buena parte de los participantes que
en el cajón de salida se habían situado detrás
mía empezaron a pasarme por la derecha y
por la izquierda con tal ímpetu que hasta me
pareció tener la sensación de que alguno me
saltaba por encima de la cabeza. Aparecieron
los primeros bancos de arena que nos hicieron
descabalgar y dificultaban las posibilidades de
marchar sobre la bicicleta, viento en contra y
piernas mojadas hasta la rodilla por el paso del
único río con agua que vimos durante toda la
semana a los veinte minutos de empezar la car-
rera. Así las cosas se me pasó por la cabeza…:
“…y todavía quedan 100 kilómetros de desierto”.
Lejos de dejarme atrapar por el desánimo,
aquella situación espoleó mi actitud para peda-
lear con más ahínco y determinación, y no
transcurrieron muchos kilómetros antes de
ver como alcanzaba y adelantábamos a un
nutrido grupo de corredores, alguno de los
cuales recordaba por los colores de su maillot
que había sido de los que al salir nos habían
sobrepasado. Viendo sus caras de agotamien-
to me dije : “esto no es como empieza, sino como
acaba”.
Con frecuencia, muchos directivos a los que
acompaño como coach se lamentan de los
pocos recursos con los que cuentan para
alcanzar sus objetivos. A veces, se comparan
con otras áreas de la empresa e incluso con
otras empresas con más medios. ¡No te acom-
plejes nunca!. En tu camino encontrarás gente
más inteligente que tú y empresas con más
medios que la tuya, sin embargo el camino del
éxito depende de muchos más factores que
de unos pocos recursos, la determinación y la
persistencia entre ellos.
En mis circunstancias, viendo lo que estaba
empezando a pasar tan solo a mitad de la
primera etapa, me propuse analizar cuales
eran esos otros factores, pero no en aquél
momento, decidí hacerlo conforme fueran pas-
ando los días. Apreté los dientes y seguí peda-
leando hasta que conseguimos acabar la etapa
con bastante margen dentro del tiempo límite.
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