TALENTO ENE-FEB 2020 talentoENE2020 | Page 23

vir y aceptarse mutuamente para ser productivo. No se trata de que el sacacorchos pase a un se- gundo plano para dejar actuar al destornillador, sino de que ambos sinergicen junto con el resto de “gadgets” de la navaja para formar entre todos un aparato útil y competitivo. Y en un universo de subjetividades, cultivo del ego y miedo a lo descono- cido como el que constituimos los seres humanos, desgraciadamente es más probable que el destor- nillador y el sacacorchos se apuñalen entre ellos antes de que celebren sus diferencias para alimen- tar un escenario conjunto rico en posibilidades. Si tiendo a pensar que el de al lado está equivo- cado o directamente loco, como los romanos de Obélix, rechazaré lo que venga de él porque lo percibiré como una amenaza; una invasión más o menos declarada a mi forma de hacer las co- sas, a mi integridad, al valor que aporto o a mi independencia, qué sé yo. Y es una reacción de- fensiva comprensible, porque el ser humano rechaza la incertidumbre de forma tan genética como inexorable, y lo extraño es incierto per se. Pero no es menos verdad que en esencia cons- tituimos una especie social, que ha basado su No, el de al lado no está loco; simplemente no es como tú. Puede que naciera así de rarito, o quizás fue edu- cado con otros valores diferentes a los tuyos, que modelaron su sistema de creencias de forma tan indeleble como a ti te ocurrió. O a lo mejor se en- cuentra en un momento de su existencia en que las experiencias que ha vivido o está viviendo ahora mismo le han marcado de forma inaudita e incom- prensible para ti. Pero si tu forma de observarle es con un enfoque único, como el que mira el mundo con un solo ojo a través de un tubo de papel enro- llado, te perderás todo lo que hay alrededor, todo lo que le hace rico y podrías usar cuando sea necesario. Dame lo que para ti es un defecto y te daré a cam- bio una virtud. Dime que alguien de tu empresa es demasiado callado y te mostraré a alguien discreto y reflexivo. O señálame al que critica los cambios que estás implantando y te presentaré al guardián de los valores y la tradición de tu Organización. No hay cualidades buenas ni malas, simplemente hay comportamientos efectivos o inefectivos en virtud del contexto y de la situación. Pero difícilmente podrás detectar las oportunidades que te brindan los demás si te empeñas en juzgar- les como ajenos, como equivocados, como locos. Así que, querido Obélix, te propongo que hagas un pequeño cambio en tu famosa frase y ter- mines cada aventura disfrutando de un buen par de jabalíes asados con el resto de la aldea, alrededor de una fantástica hoguera, excla- mando: “Qué diferentes son estos romanos. Voy a esforzarme en conocerlos mejor a partir de aho- ra”. ¡Ah, y gracias por los maravillosos momentos que me has regalado desde hace cincuenta años! éxito en la cooperación con los demás para llegar a adaptarse a lo hostil, ya sean climas extre- mos, orografías imposibles o tierras estériles. De modo que, aunque la civilización sea mucho más lenta que la genética, parece ser que la evolución nos ha dotado en los últimos milenios de los su- ficientes mecanismos sociales como para superar las barreras del rechazo a lo foráneo, y con ello llegar a mezclarnos y expandirnos, superando la cómoda endogamia de lo propio y conocido. 23