ne en todas esas consecuciones; no sólo en el cami-
no hacia el logro, sino también en el mantenimiento
de esas cosas una vez conseguidas. Tanto el hacer
como el tener y el conseguir son distinciones muy
útiles a efectos de impulsar cambios en nuestra
vida y seleccionar aquellos que más nos convienen.
La mayor parte de nosotros deseamos que los cam-
bios que nos proponemos lleguen a producirse con
el menor esfuerzo posible o, al menos, de la forma
más rápida posible. Si a alguno nos dieran la opor-
tunidad de tener un mando que nos permitiera, con
solo apretar un botón, adelantar nuestra vida hasta
llegar al esperado desenlace, no dudo de que más
de uno lo estaríamos apretando a cada instante de
nuestra existencia, como en la comedia de Frank
Coraci “Click” -por cierto, un film bastante reco-
mendable y de fuerte carga dramática a pesar de su
trasfondo cómico-. Pasamos gran parte de nuestra
vida deseando tener cosas, sin plantearnos deteni-
damente todo el hacer que está involucrado en ellas.
“ Es fácil que perdamos
de vista que lo que
tenemos
en
última
instancia es fruto de lo
que hacemos
HACER está principalmente relacionado con las
acciones y los procesos que llevamos a cabo.
Podríamos decir que comprende todas las activi-
dades conductuales que llevamos a cabo con el
fin de obtener algo: las cosas que hago para con-
seguir que la receta que estoy cocinando salga en
el punto de sabor adecuado; o lo que hago para
lograr aprender, educar, mantenerme en forma,
influir en los demás etc. El hacer también está
presente en aspectos que clásicamente no relacio-
namos con actividades tangibles, como pueda ser
el propio pensar (nuestros pensamientos son co-
sas que hacemos) o nuestro sentir (la emociones
y sentimientos que experimentamos también las
generamos y las construimos desde nuestro hacer)
Hacer tiene una importancia primordial, pues es
muy fácil perder de vista que los resultados que
obtenemos -buenos o malos- no son otra cosa
FOTO: V.IVASH
que la consecuencia inevitable de las acciones
que hemos emprendido. Es mucho más útil poner
énfasis en el camino que en el destino al que nos
conduce ese camino. Si quieres perder peso, por
ejemplo, probablemente sea más eficaz focalizarte
en alimentarte de forma adecuada y hacer ejerci-
cio que estar comprobando a cada día tu peso en
la báscula. Con demasiada frecuencia, el hecho de
focalizarnos en conseguir llegar a la “línea de meta”
nos distrae del camino que conduce hasta ella.
TENER implica un cierto sentido de posesión, así
como el orgullo de permanencia que muchas ve-