SALMO PARA DESPUÉS DE LA GUERRA
Señor, ahora somos frágiles, los años de la derrota
(aunque hayan quedado en el olvido) habitan entre
nosotros.
Por eso hoy el poema es bálsamo.
Señor, como tus llagas, las nuestras son huellas de fe en
medio de la ola de siniestros.
También hemos caído y nos hemos levantado
para espantar los pájaros de la angustia que anidan
en nuestras lágrimas.
Señor de los fragmentados, redime con tu sabia mudez
a tus hombres y mujeres, herederos del miedo, para que
la fragilidad se desvanezca y retornen a nuestra voz y
nuestros sueños y nuestras casas las Bienaventuranzas.
Juan Carlos Acevedo (Manizales)