Desde antes de nacer ya mi familia estaba rota por culpa
de la guerra, como muchos otros compatriotas vi a mi
madre viuda clavando rosas rojas en una tierra húmeda
siendo aún una pequeña niña. Al menos había una tum-
ba, pienso ahora porque el cuerpo de mi tío nunca lo
encontraron.
Crecí pensando que la vida era así, que había que seguir
adelante dejando los muertos atrás, pero la vida me ense-
ño que hay otras maneras, que se pueden construir otras
realidades, es por eso que tengo la certeza de que ahora
es nuestro tiempo y que juntos podemos unir los retazos
de nuestra rota paz.
Ana María Llano (Montevideo)