EDUCANDO LÍDERES
Formados ambos en escuelas tradicionales, mi esposo y yo ha-
bíamos elegido una escuela que en nuestra cabeza era por mucho
la mejor de las escuelas tradicionales. Sin embargo, haciendo este
examen de consciencia y viendo los resultados principalmente
de nuestro hijo el mayor, pusimos manos a la obra y desde di-
ciembre del año pasado cambiamos al método Montessori. Y sí,
ha sido por –mucho–, la mejor decisión que tomamos en este
sentido. Hoy quiero compartirte un poco de lo mucho que esta
metodología ofrece y como aplicarla, aun desde casa, puede cam-
biar sustancialmente la vida de tus hijos.
Educar a un niño no es una tarea sencilla, requiere mucha pa-
ciencia, voluntad y sobre todo, inteligencia; al menos eso es lo
que pensaba María Montessori, una educadora, pedagoga, filó-
sofa, psicóloga y científica italiana que dedicó parte de su vida
y obra para mejorar la educación infantil desde una perspectiva
más desarrollada y autosuficiente. Fue ella, la creadora del méto-
do Montessori, un sistema de educación centrado en el respeto
a los derechos de los niños y en su capacidad espontanea para
aprender.
Uno de los mayores principios que sustentan este sistema, es que
los niños deben tener completa libertad para aprender y desarro-
llarse por sí solos, en un ambiente de comprensión y cariño que
sea estimulante. Asimismo, para que el niño pueda aprender y
desplegar todo su potencial debe estar inmerso en un ambiente
adecuado que fomente su crecimiento, de igual manera, su mé-
todo presta una atención especial al amor y la comprensión de
los padres hacia sus hijos, un amor basado en el respeto, la liber-
tad, la responsabilidad y el establecimiento de límites claros, pero
poco restrictivos; donde la confianza, la paciencia y la empatía se
convierten en protagonistas.
¿Cómo implementar el método Montessori aun desde casa? Aquí
te comparto los 15 principios de María Montessori para educar
a los niños:
1. Los niños aprenden de lo que les rodea, por tanto, permite que
exploren su entorno con total libertad.
2. Evita criticar demasiado a un niño, de lo contrario sólo apren-
derá a juzgar a los demás.
4. No seas hostil con el niño pues así sólo aprenderá a pelear con
los demás.
5. Si eres justo con él, aprenderá a ser justo con los demás.
7. Haz que se sienta seguro para que aprenda a confiar en los
demás.
13. Dale una mano cuando necesite ayuda, pero, pasa desaperci-
bido si es capaz de encontrar la respuesta por sí solo.
14. Respeta a tu hijo aunque haya cometido un erro r, él solo lo
corregirá en algún momento.
15. Cuando te dirijas al niño, hazlo siempre de la mejor manera.
Ofrécele en cada momento la mejor versión de ti. Recuerda que
tú eres su modelo a seguir.[1]
Si eres coach, te darás cuenta de que estos principios van de la
mano con la metodología del coaching. Se trata de creer fervien-
temente que esa “personita” tiene todo el potencial dentro de sí
para ser y lograr lo que desee; mientras tú como padre lo “acom-
pañas”.
Y bien, para mí, uno de los mayores aprendizajes ha sido que se
confía en el niño como persona. Se le ofrece la oportunidad de
aprender y equivocarse; algo que hoy veo carente en muchos de
mis clientes. Somos adultos en un mundo que exige de nosotros
perfección en lugar de aprendizaje; como padres, actuemos hoy,
estamos a tiempo.
[1]Montessori Way : An Education for Life2003de Tim Seldin y Paul Epstein
6. Evita ridiculizar con frecuencia a un niño, ya que formarás a
una persona tímida.
9. Acepta sus ideas y opiniones con frecuencia para que aprenda
a sentirse bien consigo mismo. Aliéntalo y motívalo en las tareas
cotidianas para que gane seguridad.
10. Asegúrate de que el entorno del niño es agradable. Haz que
se sienta necesario. Así aprenderá a buscar el amor en el mundo
y no se conformará con menos.
11. No hables mal de tu hijo delante de él. Y tampoco lo hagas
cuando no esté.
12. Escúchalo siempre y respóndele cuando te pregunte.
Revi
3. Elógialo con frecuencia para que aprenda a valorar.
8. No denigres ni subvalores a un niño porque estarás sembrando
en él un fuerte sentimiento de culpa y una baja autoestima.