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ABRAZANDO

AL CAMBIO

Edición 4 Julio 2017 Pág

22 Para abrazar al cambio se requiere confiar, confiar en lo que has hecho y confiar en quien eres.

En algún momento de mi vida, sentí el gran impulso por cambiar … Ya no encontraba sentido, me miré en el espejo y me dije:“ Cobarde” Nunca lo había hecho y me dio tristeza verme a los ojos. Pocos días después, mirando al cielo, le grité al universo – ¡ QUIERO CAMBIOS! – Y sí, llegaron los cambios. Yo quería cambiar, moverme de lugar, incluso, sentía como si quisiera quitarme la piel, esa piel que se sentía ahogada, con cada poro cerrado por el desamor y la fatiga de andar sin sentido.
Con mi declaración al universo, fui encontrando razones para cambiar, eso sí, nunca dejé de avanzar y mirar de frente, empezaron a llegar los cambios y por obra milagrosa encontré fuerza y voluntad, no sé de donde llegaba la confianza, requerí voltear para adentro y contactar con mi verdadera intención. Sentía miedos, si miedo al tener que dejar todo; dejar mi manera de pensar, de creer, de actuar, de hablar, incluso, hasta de orar. Voltear a mí misma fue con el primer cambio que inicié.
Pensé, nadie vendrá a moverme de lugar, si yo no lo decido, así que lo decidí, con cada paso, en avance, llegaba otro cambio, y otro, y otro … Creo que quería parar ya, notaba también que venía dolor, que al cambiar yo, se estaban moviendo muchas cosas, y que a nadie le gustaban mis cambios, pero, extrañamente a mí ¡ Sí!
Empecé a abrazar mis cambios, mi deseo de crecer, de saber, de dejar hábitos dañinos como el querer agradar a medio mundo, historias de sufrimiento, creencias que limitaban mi libertad de ser, entré en un proceso personal, único e incomparable. Las personas de quienes me estaba desapegando casi no lo podían creer, escuchaba: ¿ cómo es posible? Si lo tiene todo …
Pues ¿ qué busca?, cuanto ha cambiado, si tan solo pudiera volver a ser la misma de antes … Imagínense, ¿ volver a ser la misma de antes? ¡ Claro! Pues cuánto les había quitado al YO moverme de mi zona de confort, ellos también habían sido sacudidos. Mucho tiempo me sentí culpable, pasaba de la silla de víctima, a la culpabilidad y luego vergüenza, no sabía si realmente quería volver, y hasta pensé en pedir perdón. Si, perdón,
Del Autor:
– Hoy cambio yo, porque es mi momento, los demás cambiarán cuando sea el suyo, me dejé llevar por mi sabiduría del alma. – porque estaba atreviéndome a ser yo misma. Pero, luego pensaba – Pero volver a lo mismo, a eso que YA NO QUIERO MAS EN MI VIDA – No, inmediatamente brotaba de mí el deseo de continuar, mi YO observador estaba siendo más claro.
El cambio es una elección personal, y una vez elegido, requiere ser puesto en práctica, y para eso se requiere persistencia, pero sobre todo y en mi caso, requerí confiar. Pensé, – hoy cambio yo, porque es mi momento, los demás cambiarán cuando sea el suyo, me dejé llevar por mi sabiduría del alma. –
Abrazo mis cambios porque me recuerdan que estoy viva, que siempre hay opciones y posibilidades, me abrazo a los cambios aunque no siempre consiga lo que esperaba. Sé que sigo siendo la misma persona, pero lo mejor, con pensamientos positivos, porque decidí cambiar el enfoque y cambiar mi observador, si así lo elijo.
Para abrazar al cambio se requiere confiar, confiar en lo que has hecho y confiar en quien eres. No en cuanto tienes, porque si un día te quedas sin nada, no serías nadie.
Confiar, no en tu trabajo, porque si te llegarás a quedar sin ese trabajo, no serías nadie. Confiar en quien eres, en tus talentos, en tu historia, en las experiencias, en tus valores, en tus amigos y familiares, en
Maria Eugenia Díaz Esparza( México) Creadora de posibilidades por medio del análisis de la vida, fomentando desde el trabajo interior, una mejor relación con el entorno. Palabras clave en la docencia: Transformación, avance y acción.