SUGANAR AL DIA 31 | Page 2

José Eliecer Castaño. Nació en La Merced - Caldas el 20 de Junio del año 53; es hijo de Carmen Tulia y Julio Cesar. Familia campesina luchadora, oriundos también de la Merced, un pueblo del noroccidente de Caldas, región enclavada en la cordillera central, de paisajes inigualables.

Nos cuenta José Eliecer: “Viví mi infancia en Caldas hasta los 15 años en la finca con mis padres, luego nos fuimos para Medellín unos 30 años y de ahí me vine a Urabá donde llevo ya 20 años. El mismo tiempo que lleva Suganar: Yo soy un cautivo de la subasta!"

En Medellín se dedicaba al comercio sin dejar el campo a un lado; en las semanas trabajaba en la ciudad pero los fines de semana se iba para la Merced a dar vuelta a la finca donde tenían ganado.

Es padre de Jorge Eliecer, radicado en Turbo y de Natalia radicada en Medellín. Adora a sus tres nietos: Andrés y Sofía de Jorge Eliecer y Martin de Natalia.

“Yo llegue a Urabá por mi hijo hace 20 años, exactamente el 15 de mayo del año 2000, unos días antes de inaugurar la subasta. Vine a recogerlo pero también me quede. En aquel entonces yo trabajaba con la feria de ganados de Medellín, compraba ganados por Planeta Rica, Caucasia y Montería. Cuando llegué a Urabá no solo encontré buenos negocios sino buenos amigos haciéndome tomar la decisión de quedarme por estas tierras. Recuerdo que las primeras personas que conocí fueron Luis Eduardo arias, más conocido como Lalo, a los señores Alberto y Gustavo Correa y Ramón Hoyos -casi nadie! - con quienes hice mi trayectoria ganadera de forma correcta. He trabajado bien durante todo este tiempo con la subasta y en la región comercializando ganados.”

En la amena charla sostenida con él,,nos contó:

“Me tocaron vivir ratos difíciles pero gracias a Dios todo fue pasando y aquí estamos bien. Tengo un recuerdo del año 2001 cuando en ese diciembre se fue la luz por 25 días. Yo tenía un negocio en el barrio Ortiz en Apartadó, recuerdo el caos, perdimos mucha plata en productos; entonces a mi socio y a mí se nos ocurrió ir hasta Montelíbano a comprar un viaje de hielo para el negocio y para revender. Lo vendimos todo de una y nos ganamos muy buena plata. Por la avaricia de haberle ganado casi el doble, el socio me animó a ir por otro viaje. Fuimos y cuando veníamos llegando a Necoclí como a las 6 pm, nos dimos cuenta que la luz había llegado a Urabá. A todas esas creíamos que era alguna planta de energía y paramos a preguntar y ahí toda la gente feliz brincando nos confirmó la noticia. Ese hielo toco regalarlo gran parte porque ya a nadie le imteresaba.. Entonces se nos ocurrió volver a Ayapel a comprar pescado para aprovechar el hielo que aun teníamos, pero este no era suficiente y el pescado antes de llegar a Urabá se nos había dañado. Ahí si acabamos de perder todo!!.

En Urabá encontré un ambiente muy bueno, la gente, la forma de trabajar, todos me abrieron las puertas y creyeron en mí. Siempre he sido un agradecido con Suganar porque me dio la posibilidad desde sus comienzos de trabajar de la mano.

A el, le reconocemos su calidad humana, su carisma, su verraquera y su constancia en la comercialización de ganados, considerándolo un personaje de Suganar. No en vano, ha sido reconocido y exaltado en varias ocasiones en nuestros premios boñiga.

PERSONAJE SUGANAR