Spanish ACAMS Today (Septiembre-Noviembre 2014) Vol. 13 No. 4 | Page 67

CUMPLIMIENTO E n los EE.UU., el Día del Trabajo, el primer lunes de septiembre, señala el final no oficial de la temporada de verano; marcada por barbacoas, un fin de semana de tres días, la vuelta a la escuela y el inicio de la temporada de fútbol americano. El día también marca el inicio de la temporada política para el público estadounidense, que en conjunto ahora se involucra cada vez más en las cuestiones previas que llevan al día de las elecciones en noviembre. Para aquellos que buscan un cargo político, y los que intentan permanecer en el cargo, el Día del Trabajo también comienza la última vuelta para una campaña, que ha estado por lo general en marcha desde varios meses antes—y tal vez más de un año—en función del nivel del cargo que se busca. Las campañas políticas llevan a las instituciones financieras nuevas cuentas de los retadores y un resurgimiento de la actividad en las cuentas existentes de los operadores tradicionales, que han estado en su mayoría en estado latente durante el período en el cargo. Las cuentas de políticos no sólo llevan nuevos negocios a un banco o cooperativa de crédito, sino también llevan el potencial de actividad sospechosa en forma de violaciones del financiamiento de campañas políticas. Las cuentas de los políticos locales, que constituyen el grueso de la actividad, no son el tipo de cuentas que las instituciones financieras están buscando debido a su naturaleza transitoria. Un candidato con un saldo promedio de 2.500 dólares durante tres meses, que se cierra después de su derrota, no es infrecuente. Lo intangible es que los funcionarios electos pueden proporcionar negocios adicionales como las cuentas municipales con depósitos altos y/o derivaciones de otros servicios financieros. Desde una perspectiva del antilavado de dinero (ALD), las cuentas de los políticos tienen un bajo riesgo de lavado de dinero y delitos económicos. Para ser justos, a pesar de la creencia del público de que todos los políticos son ladrones, por lo general la mayoría son hombres y mujeres comunes que tratan de hacer lo correcto. Por desgracia, muchos se encuentran superados por las circunstancias, y quedan atrapados en la política de la situación por lo que no logran dirigir sus energías a gobernar. Las cuentas de políticos locales son generalmente fáciles de revisar, porque la actividad se limita principalmente a un período de varios meses, los previos a una elección primaria y/o general. Los retiros deben reflejar nada más que los gastos de campaña estándar, tales como correo, publicidad, carteles para exteriores, etc. Para ser honesto, no importa cuán diligente sea un profesional de ALD, puede, con toda franqueza, no tener idea de lo que está buscando. En su defensa, nadie debería esperar que los profesionales de ALD sean expertos en las leyes de financiamiento de campaña. Todo el propósito de la Ley de Secreto Bancario (BSA) es reportar actividades sospechosas; pero lo que es sospechoso y debe ser reportado en las cuentas de políticos es algo diferente de las señales de alerta estándar que están entrenados para buscar. Para agregar sal a la herida, el sistema normal genera informes de alertas en los que la mayoría de las instituciones financieras confían, los destinados a informar anomalías de efectivo o envíos por cable, no están orientados a detectar ciertos escenarios que únicamente la intervención humana puede descubrir. Las cuentas de políticos no pueden recibir donaciones en efectivo y la actividad por cable es muy rara. Mientras que algunos retiros de efectivo pueden tener lugar, por lo general son por cantidades mínimas. A modo de ejemplo, un candidato no puede emitir un cheque de su cuenta de campaña por un nuevo juego de neumáticos para su coche. Otro escenario que es muy sospechoso es una campaña de emisión de cheques a un individuo como honorarios de jefe de campaña por la mayoría de los fondos recaudados. Esto es absolutamente ridículo ya que la mayoría de los candidatos locales actúan en esa doble condición y la idea detrás de una campaña es la publicidad. Lo anterior plantea múltiples preguntas de por qué y dónde va el dinero. Los informes no proporcionan estos tipos de pistas, que sólo se encuentran indagando en la actividad de las transacciones. Un informe de actividades sospechosas (SAR) sin duda sería adecuado. También hay una idea errónea de que el órgano rector en materia de financiación—la Comisión Federal Electoral a nivel nacional y la junta estatal de elecciones a nivel local—está monitoreando la actividad del candidato y llevando a cabo investigaciones según sea necesario. Los candidatos deben presentar declaraci