SOLUCIONES PRÁCTICAS
L
as normas son esenciales para los procesos de negocio bien entendidos. Permiten completar las tareas de rutina con un mínimo
de retraso y de pensamiento crítico con el fin de maximizar la
productividad y minimizar la variabilidad. Basta con ver gigantes como
Subway y General Motors para considerar el valor de la estandarización
a medida que van sacando un número limitado de productos muchas
veces en forma idéntica, y con muy bajas tasas de error.
Trabajar dentro de los límites
Aunque gran parte del trabajo de los profesionales de cumplimiento no es trabajo en cadena,
y por lo general requiere atención individualizada, las empresas también confían en los
esfuerzos de estandarización de cumplimiento.
La selección de prioridades para el antilavado
de dinero (ALD), lucha contra la corrupción, diligencia debida y el cumplimiento
de sanciones suelen ser delimitados estrictamente por los tipos de decisiones que se
pueden realizar por cada nivel del personal, los
casos específicos en que dicho personal pueda
tomar decisiones sin elevar alertas a un nivel
superior, y cómo se documentan las decisiones.
Las aplicaciones de software que recorren los
datos y producen alertas también son parangones de la estandarización: algoritmos bien
conocidos (aunque no siempre bien documentados) para encontrar patrones en los datos,
motores de flujo de trabajo estructurado y una
serie de análisis de información y presentación
de informes, herramientas que proporcionan
información en formas predecibles.
Cuando el fanatismo de la normalización se
extiende más allá de las herramientas de
la forma en que se utilizan, el poder de las
capacidades de las aplicaciones se debilita,
y los costos de operación superan los ahorros
de la “talla única para todos”. Considere lo
siguiente:
impactos radicalmente diferentes de los
ajustes entre unidades, debido a las diferencias etnográficas y psicográficos de los
nombres que estaban procesando.
• Un gran banco regional utilizó una oficina
de servicios para revisar un monitoreo
de todos los clientes con bases de datos
de las personas expuestas políticamente
(PEP) y medios de comunicación adversos.
Independientemente de cualquier otro
factor, si se determinaba que un cliente
era una PEP, automáticamente se le clasificaba como cliente de alto riesgo. Así, en
lugar de detectar sólo el 1 por ciento de los
clientes considerado de alto riesgo, o el
15 por ciento que no era de bajo riesgo, se
examinaba a todos.
Es igualmente claro, sin embargo, que no
teniendo normas, o que teniendo un gran
número de muy diferentes “estándares”, va
en contra del propósito de tener normas en
primer lugar. Sin una estructura unificadora,
las operaciones de cumplimiento no serán ni
predecibles, bien entendido o, para ser franco,
justificables a la supervisión de los auditores y
reguladores. Por lo tanto, tiene que haber un
término medio.
E pluribus unum
• Definir la norma global nominativa para
cada uno de los componentes y el estándar
de calidad que intenta producir
• Definir cómo deben justificarse, probarse
y documentarse excepciones a la norma
básica.
Las piezas del rompecabezas
Por cada func