Spanish ACAMS Today (Marzo-Mayo 2013) Vol. 12 No. 2 | Page 43

SOLUCIONES PRÁCTICAS laborales normales. Como profesionales de BSA/ ALD a veces perdemos la visión del hecho de que la institución financiera para la cual trabajamos necesita obtener ganancias y el cumplimiento es un costo al hacer negocios. El banco y asociación de crédito de tamaño mediano, el que presenta de 50 a 100 SAR por año es el candidato mejor candidato para un comité. Independencia Una de las preguntas recurrentes de profesionales de cumplimiento de todo el mundo se refiere a si un comité compromete la independencia de un individuo que investiga la actividad sospechosa. En la industria de servicios financieros un sistema de pesos y contrapesos es la piedra angular para limitar el delito económico, y ya que las instituciones varían de cuando en cuando, manteniendo bajos los niveles de personal para cumplir con los objetivos de capital requeridos, cumplir con la BSA no resulta diferente. Tener a un solo individuo como juez, parte y verdugo es la antítesis de los controles internos. Todos reportamos a alguien. Pregúntese, ¿un analista junior de ALD debería estar presentando un SAR sin que lo sepa la gerencia? Si bien el grado de confianza aumenta con la ejecución y experiencia laboral, es raro que haya una autorización unilateral de despido, y podría ser sólo el producto secundario no intencional del tamaño de una institución financiera y/o sus dificultades económicas. La independencia, desde luego, puede quedar obstruida o influida por un gerente o una cábala de individuos, no obstante las salvaguardas que se empleen (véase “El factor de revancha”, ACAMS TODAY, entrega de diciembre 2010febrero 2011). La independencia, sin embargo, no debe confundirse con una discusión robusta entre colegas que piensan de manera parecida. Podría contra-argumentarse en algunos aspectos que un comité de SAR puede funcionar como una red de salvataje para ayudar a un investigador a ser independiente ya que el comité no someterá al investigador al control de un individuo. Un comité, por naturaleza, está designado también para autocontrolarse debido a las personalidades y conocimientos diferentes de sus miembros. Formación de un comité Si una institución decide armar un comité, el número óptimo de miembros tendría que ser por lo menos tres, pero no tendría que tener más de cinco participantes. El oficial de BSA es un dado, y dependiendo del número de analistas adicionales el analista senior puede ser otro participante lógico. En muchas instituciones el oficial de BSA es también un analista o tiene la ayuda de uno o más analistas. En el caso de analistas múltiples, se podría querer restringir su asistencia a las reuniones a sólo los casos que le competen; o sencillamente tener a cada analista a mano cuando se necesita mayor capacidad de percepción. Los candidatos para los otros sillones tendrían que ser gerentes de las operaciones de depósito, préstamo, seguridad, administración de sucursales y cumplimiento, con por lo menos uno del nivel senior y como jefe del comité. El gerente de instalaciones o el de la TI, por ejemplo, podría no ser una buena elección. Los participantes deberían ser profesionales de la carrera bancaria, expertos en su propio campo, pero con un conocimiento rudimentario de las otras áreas. En otras palabras, mientras más experiencia tengan en el mundo bancario mejor. Un gerente de cobros con experiencia es otra elección posible, ya que mucha de su función laboral tiene que ver con el comportamiento negativo y con gente que evita decir la verdad. Un grupo que no debería incluirse es el de directores o de individuos en comités de supervisión o de juntas consultoras. Los directores de bancos comunitarios y asociaciones de crédito pueden ser muy conocidos en la comunidad y tener conexiones políticas, por lo que pueden llegar a ponerse muy emocionales e irracionales cuando se trata de investigar a alguien conocido. Muchos pueden tomar la visión extremadamente optimista de que intercediendo (lo que va de una reprimenda enojada a un consejo paternal) se puede resolver la situación a satisfacción de todos, no obstante que los motivos han podido ser más siniestros. A pesar de toda la capacitación, los que no se encuentran expuestos a la BSA cotidianamente podrían ver su acción como nada más que una solución de sentido común inofensiva para un problema, llegando a racionalizar que una propuesta de protección no era lo que verdaderamente se quería para esta situación en particular. Un director en un comité es la ironía última. Por una parte informa a la junta directiva de los SAR sin información identificatoria para proteger la integridad del proceso mientras que por otra el mismo director está en la reunión de la junta, con plena conciencia de los hechos presentados. ACAMS TODAY | MARZO–MAYO 2013 | ACAMS.ORG/ESPANOL | ACAMSTODAY.ORG 43