DE LA EDITORA
U
no de mis pasatiempos es hacer compras (sé que muchos de ustedes estarán pensando — por
supuesto — eres mujer); sin embargo, no a todas las mujeres les gusta comprar en el sentido de
ir a un centro comercial, pelearse con las masas y ponerse a buscar descuentos. En realidad, la
experiencia de hacer compras ha cambiado en el último decenio. Muchas de mis amistades hacen sus
compras en línea y nunca ni una sola vez entran a una tienda de ladrillos y cemento. Todo esto me hizo
considerar lo vigilantes que tendríamos que estar en relación a los delincuentes que se dedican al delito
financiero que están al acecho en cada esquina o, debería decir c