Spanish ACAMS Today (Junio-Agosto 2013) Vol. 12 No. 3 | Page 30

Desafíos antilavado El Monte de Tres Barajas en el Antilavado de Dinero E n este viejo juego de embaucadores, se mezclan tres cartas delante de tus ojos con la promesa de un pago si eres capaz de elegir tu carta después de que el timador haya barajado el conjunto de una manera aparentemente inocua. Muchos pierden unos cuantos dólares antes de darse cuenta de que fueron vencidos por las distracciones mentales y verbales que indujo el embustero y no por una particular forma de barajar. En las acciones Antilavado de Dinero (ALD) suele ocurrir un fenómeno similar, cuando el investigador se distrae con los movimientos del dinero antes de darse cuenta de que se le escapó el mecanismo real de lavado. Casi todas las estafas y fraudes exitosos se basan en reacciones emocionales y distracciones que prevalecen sobre un prudente escrutinio financiero. Después de todo, el lavado de dinero es una estafa que no tiene una víctima manifiesta. Los lavadores de dinero exitosos aprendieron a crear y explotar las distracciones emocionales y de otro tipo. La compra, el propósito o el gasto reales (integración) serán razonablemente explicables siempre y cuando tu investigación pueda ser desviada del trabajo hormiga de colocación y estratificación que se ocupó de poner allí el dinero. La mayor parte de las transacciones legítimas se hacen de una manera lo más lineal posible para cumplir un propósito determinado. Por ejemplo, los dineros ahorrados pueden ser transferidos a una cuenta corriente para hacer un pago mayor de lo habitual, como ocurre al comprar un auto. No serviría a ningún propósito legítimo transferir el dinero a través de otras cuentas u otras personas antes de colocarlo finalmente en la cuenta corriente que se usará para comprar el auto con un cheque. En lavado de dinero, esos movimientos extra son comunes y se hacen deliberadamente para provocar distracciones respecto de la fuente real y del beneficiario del dinero implicado. Muchas veces el subterfugio está tan estratificado como las transacciones y nunca refleja la naturaleza deliberada del plan general. Podrás pensar que tu investigación te condujo a esa flamante adquisición de un auto nuevo que descubriste, cuando, en realidad, el dinero lavado ya se dispersó varias transacciones atrás. El dueño del nuevo auto estará bien desconectado de esos hechos. Como en el caso de la baraja equivocada, te concentraste en el reo equivocado. Muchos de esos esquemas involucran segundas y terceras personas y pueden también incluir compradores nominales o testaferros en el camino. Si bien muchos de los que participan están al tanto de la situación, el agregado de un participante o estrato involuntario agregará elementos emocionales, distracciones y complicaciones que pueden desinflar y descarrilar el entusiasmo de cualquier investigador por continuar su tarea. Aunque esas distracciones parecen inocuas, son deliberadas y están bien planeadas, justamente para lograr ese efecto. Por ejemplo, la cuenta de una empresa refleja repentinamente un sospechoso flujo de depósitos en efectivo. Cuando se contacta al propietario, éste confiesa que está escondiendo dinero para un amigo muy cercano, que está atravesando un divorcio difícil. Se retrata a sí mismo como un hombre honesto en otros aspectos pero con el gran defecto de estar siempre dispuesto a ayudar a un amigo en problemas. También pinta una compasiva historia de su amigo que está siendo muy maltratado durante su divorcio y reconoce que se le hizo muy difícil no querer ayudarlo, dadas las dolorosas circunstancias. Este baraj