ENTRENAMIENTO
privados ni siquiera habían solicitado información actualizada. En algunos casos, el banquero
privado incluso revisó la información del
cliente, advirtió que habían deficiencias, pero
no se tomaron medidas para rectificarlas. Para
complicar más el problema, el proceso de revisión anual para las PPE no contenía suficiente
información para banqueros privados sobre
cómo realizar la revisión anual adecuadamente.
Además, Coutts tenía reuniones semestrales de
los altos cargos en las que participaba el equipo
de banca privada, el equipo de ALD, el de
gestión de riesgos y el ejecutivo con más antigüedad de la compañía para revisar a clientes
considerados PPE. No obstante, las minutas de
estas reuniones parecen indicar que la mayoría
del tiempo fue utilizado en hablar de asuntos
administrativos, no de si se habían identificado
deficiencias de diligencia debida a clientes
u otra información adversa y de qué medidas
deberían tomarse.
Otro asunto clave era que no había ningún
lugar central para la información de clientes
que le proporcionara al banquero privado
una perspectiva consolidada del cliente y los
riesgos relacionados con él. Esta información
estaba contenida en varios sistemas separados,
haciendo que resultara difícil para el banquero
privado hacerse una idea clara del riesgo total.
Aunque Coutts sí comenzó a crear un nuevo
sistema para consolidar esta información,
no proporcionó orientación a los banqueros
privados para inspeccionar todos los sistemas
pertinentes para que pudieran hacerse una idea
concreta del cliente.
Coutts también realizó monitoreo tanto manual
como automatizado de las actividades de sus
PPE. El monitoreo manual comprendió tanto
hacer que el banquero privado evaluara los detalles de grandes transacciones comparándola con
la información de diligencia debida de clientes
como certificar anualmente que habían revisado
todas las transacciones del año anterior y no
habían encontrado ninguna sospecha de lavado
de dinero. Sin embargo, la FSA encontró varios
casos en los que las transacciones superaron la
actividad esperada y no fueron detectadas por
los procesos de Coutts.
Está claro que la expectativa de regulación es un
mejor monitoreo para los clientes de más alto
riesgo. Aunque Coutts intentó hacer esto con
una mezcla de sistemas tanto manuales como
automatizados, no fue suficiente. En muchos
casos, el monitoreo de transacciones manuales
tan solo puedo suplementar al monitoreo
automatizado, especialmente a escala de una
institución tan grande como Coutts. En este
caso, la identificación adecuada de los clientes y
el desarrollo de un modo más centrado de monitoreo sería la forma más efectiva de encargarse
de esto de manera automatizada. Esto requeriría un cuidadoso análisis y calibración de los
sistemas para manejar los riesgos particulares
que presenta la población de clientes de más
alto riesgo. Más aún, proporcionar una perspectiva completa de la información del cliente
a nivel de toda la empresa es una manera clave
de crear una verdadera vista de toda la relación
con el cliente y los riesgos que representa para
la compañía en conjunto, no tan solo para sus
elementos constituyentes.
Fracaso en la detección de problemas
Coutts realizó análisis de deficiencias de sus
procedimientos de ALD en 2007, 2008 y 2009,
identificando deficiencias en cuanto al mantenimiento de información actualizada para algunos
clientes de bajo riesgo. Sin embargo, no hicieron
igual para los clientes de alto riesgo, a pesar
de haber publicado la Regulación de 2007 que
lo exigía. El dictamen indica también que los
fallos advertidos por la FSA persistieron por un
periodo de casi tres años y no fueron identificados por Coutts.
Se espera que las instituciones puedan identificar problemas de cumplimiento antes de que
lo hagan los reguladores. Como se mencionó
anteriormente, una garantía de calidad independiente efectiva, conocida también como monitoreo y/o pruebas, es un aspecto clave de esto,
al igual que lo es una función independiente de
auditoría, generalmente vista como uno de los
cuat