DESAFÍOS ANTILAVADO
Aunque el vendedor puede sentirse impotente
y atribuirlo a la experiencia, el banco usado
en torno al timo puede sin duda involucrarse
porque en la mayoría de los casos el banco tiene
una presencia geográfica más cercana al lugar
de la entrega que la víctima. Sin embargo, todos
sabemos que, demasiado a menudo, la posición
del banco se convierte en apatía ya que todo su
proceso de toma de decisiones se fundamenta en
su propia pérdida monetaria. Aunque los autores
del delito probablemente no están conscientes
de esto, y probablemente ni les importaría, generalmente no se elabora un informe de actividad
sospechosa (SAR) ya que la cantidad límite y
los requisitos de informe normalmente no se
cumplen. La ironía de esto es que a los autores
del delito probablemente les ha resultado este
truco muchas veces antes; y los múltiples SAR
elaborados, en conjunto, pueden llegar a una
cantidad considerable que podría despertar el
interés de las autoridades.
Si el banco decide llevarlo a juicio, lo que
comienza como una conocida imposición
se degenera rápidamente hasta convertirse
en una sala de espejos. Como un guión de
la serie de televisión estadounidense White
Collar que hace la crónica de las proezas de
dos sofisticados estafadores, los culpables
crean una red de ofuscación para crear impedimentos y frustraciones. Adondequiera que
se haya entregado la mercancía, puede estar
seguro de que no se encontrará a la persona
que la recibió. Los estafadores utilizan intencionalmente un negocio que pueda tener
propiedad absentista, como una lavandería,
donde cualquiera puede hacerse pasar por
el dueño o el gerente del lugar por un breve
tiempo confundiendo fácilmente al mensajero. Un club social es otro de sus lugares
preferidos, pues a menudo están ocupados
por personajes de barrio que entran y salen
todo el tiempo. Si las autoridades aparecen,
el verdadero dueño, actuando a veces como
cómplice, a veces por miedo, o a veces
simplemente haciendo la vista gorda, dice
no saber absolutamente nada del asunto. A
veces el dueño puede estar, de hecho, igualmente sorprendido.
Otro método es usar una casa desocupada
o con propietarios que estén en el trabajo
durante el día. Los autores del delito esperan
en su coche calle abajo y al llegar el mensajero
siguen una de dos opciones: en algunos casos
conducen rápidamente hasta la casa haciendo
como si acabaran de llegar del banco con su
pago y se muestran contentos de no haber
perdido la entrega. En otros casos se llevan el
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