Spanish ACAMS Today (Junio-Agosto 2012) Vol. 11. No. 3 | Page 25

DESAFÍOS ANTILAVADO Aunque el vendedor puede sentirse impotente y atribuirlo a la experiencia, el banco usado en torno al timo puede sin duda involucrarse porque en la mayoría de los casos el banco tiene una presencia geográfica más cercana al lugar de la entrega que la víctima. Sin embargo, todos sabemos que, demasiado a menudo, la posición del banco se convierte en apatía ya que todo su proceso de toma de decisiones se fundamenta en su propia pérdida monetaria. Aunque los autores del delito probablemente no están conscientes de esto, y probablemente ni les importaría, generalmente no se elabora un informe de actividad sospechosa (SAR) ya que la cantidad límite y los requisitos de informe normalmente no se cumplen. La ironía de esto es que a los autores del delito probablemente les ha resultado este truco muchas veces antes; y los múltiples SAR elaborados, en conjunto, pueden llegar a una cantidad considerable que podría despertar el interés de las autoridades. Si el banco decide llevarlo a juicio, lo que comienza como una conocida imposición se degenera rápidamente hasta convertirse en una sala de espejos. Como un guión de la serie de televisión estadounidense White Collar que hace la crónica de las proezas de dos sofisticados estafadores, los culpables crean una red de ofuscación para crear impedimentos y frustraciones. Adondequiera que se haya entregado la mercancía, puede estar seguro de que no se encontrará a la persona que la recibió. Los estafadores utilizan intencionalmente un negocio que pueda tener propiedad absentista, como una lavandería, donde cualquiera puede hacerse pasar por el dueño o el gerente del lugar por un breve tiempo confundiendo fácilmente al mensajero. Un club social es otro de sus lugares preferidos, pues a menudo están ocupados por personajes de barrio que entran y salen todo el tiempo. Si las autoridades aparecen, el verdadero dueño, actuando a veces como cómplice, a veces por miedo, o a veces simplemente haciendo la vista gorda, dice no saber absolutamente nada del asunto. A veces el dueño puede estar, de hecho, igualmente sorprendido. Otro método es usar una casa desocupada o con propietarios que estén en el trabajo durante el día. Los autores del delito esperan en su coche calle abajo y al llegar el mensajero siguen una de dos opciones: en algunos casos conducen rápidamente hasta la casa haciendo como si acabaran de llegar del banco con su pago y se muestran contentos de no haber perdido la entrega. En otros casos se llevan el ɕ