DE LA EDITORA
Agosto–Octubre
Graduados CAMS
C
uando vivía en Francia a fines de la década de los ‘90, una de mis cosas
favoritas era ir al Museo d’Orsay o al Louvre. Estos dos fantásticos
museos son inspiradores de muchas maneras. Cada visita genera una
experiencia nueva y un sentimiento de maravilla ante el talento y la capacidad de
tantos artistas diferentes y tantas épocas distintas.
Claramente no era la única que visitaba con frecuencia estos dos grandes edificios. Siempre entre los muchos visitantes había jóvenes pintores puliendo sus
habilidades artísticas pintando reproducciones de algunas de las pinturas más
famosas del m չ