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México está en sus museos…
Al caminar sobre la calle de Francisco I. Madero pocas veces
pensamos que caminamos sobre siglos de historias que han
dado vida a la Ciudad de México. Durante la época colonial
fue bautizada como la Calle de Los Plateros, en la que pusie-
ron sus establecimientos los orfebres de la Nueva España,
debido a que en 1580 el Virrey Enríquez ordenó que los
“Plateros se congregaran en la calle de San Francisco”.
Actualmente es un andador que comienza en la plaza de la
Constitución y finaliza con el edificio del Banco de México
(Edificio Guardiola) y la icónica Torre Latinoamericana, pasan-
do por la Casa de los Azulejos hasta el templo de San
Francisco, en el actual Eje Central Lázaro Cárdenas.
Describir cada acontecimiento histórico del que esta calle ha
sido testigo y contar la historia de cada edificio nos va a llevar
varios artículos, por ahora sólo diremos que la calle vio entrar
triunfante al Ejército Trigarante el 27 de septiembre de 1821:
El Ejército Trigarante entró a la ciudad, marchó
por Bucareli, dio la vuelta a la derecha por la
calle del Calvario y en la calle de Corpus Christi
(hoy avenida Juárez) prosiguió su marcha por
un costado de la Alameda. Cruzó la calle de
Santa Isabel (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas),
pasó junto al convento de San Francisco y
frente a la casa de los Azulejos, y por Plateros
(hoy Madero) finalmente entró a la Plaza Mayor
(hoy conocida como Zócalo). https://relatose-
historias.mx/nuestras-historias/entra-
da-del-ejercito-trigarante-la-ciudad-de-mexico-
el-27-de-septiembre-de-1821
Y menos de un siglo después, el 7 de junio de 1911 también
fue testigo de la entrada de nuestro héroe revolucionario
Francisco I. Madero, festejando el triunfo de una revolución
que apenas comenzaba.
Esta calle también inspiró parte del famoso poema La
Duquesa Job de Manuel Gutiérrez Nájera, quien en 1884
escribía con el seudónimo “El Duque Job”, es este poema
daba cuenta del paseo de la mujer a quien él llamaba “mi
duquesita, la que me adora”, y así describía parte de la calle
de Plateros:
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Agosto 2019
Desde las puertas de la Sorpresa
hasta la esquina del Jockey Club,
no hay española, yankee o francesa,
ni más bonita, ni más traviesa
que la duquesa del duque Job.
Esta es la frase clave del poema, La Sorpresa era un almacén
casi esquina con el Zócalo, un espacio básicamente femeni-
no, y el Jockey Club, un espacio exclusivamente masculino,
que era restaurante de postín ubicado en lo que fue el
palacio de los Condes del Valle de Orizaba, conocido como
la Casa de los Azulejos, hoy es una tienda Samborns.
No obstante decíamos todas las historias de este corredor,
hoy nos centraremos en conocer una de las esquinas más
representativas y transitadas, la que corresponde a las calles
de Francisco I. Madero esquina con Isabel la Católica. Y en
dos de sus más hermosos edificios, El Templo de la Profesa
y el Museo del Estanquillo.
En esta esquina el edificio
que más llama la atención
es el Templo de La profesa.
Resulta que en 1574, el
ayuntamiento de la ciudad
donó a los jesuitas un lugar
céntrico para fundar su
Casa Profesa y el Templo de
la Compañía, en la tercera
calle de San Francisco
(actualmente Francisco l.
Madero), entre la del Espíri-
tu Santo (ahora Isabel La
Católica) ) y el callejón del