Soy No 7 - Agosto/Septiembre 2018 | Page 5

La libertad es un concepto que ha salido con mucha fuerza a la palestra socio-política últimamente, y como cristiana me pregunto: ¿Somos realmente libres?

En Chile, nuestro Carta Fundamental expone dentro de sus primeras líneas que "las personas nacen libres e iguales en dignidad y derecho" (Constitución chilena, capítulo I, artículo 1°). Libertad también es una divisa que fue proclamada durante la Revolución Francesa y que se consolidó más tarde en las páginas de la Constitución franca. Jean-Paul Sartre defendió la idea que el ser humano está "condenado" a ser libre y acuñó la frase "tu libertad termina cuando comienza la de los demás". La Real Academia de la Lengua nos orienta - un poco - y define libres como quien tiene la facultad de obrar o no obrar, que no está preso o esclavo.

Luego de todas estas voces, puedo responder ¿qué es la libertad? Si soy libre, ¿puedo hacer lo que quiera?

Sigo buscando y encuentro las tesis de Martín Lutero al respecto, donde propone una ruptura frente a lo que establecía la Iglesia Católica de entonces, donde se atribuía el derecho de decidir por las personas lo que podían

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"Todo me está permitido, pero no todo me conviene. Todo me está permitido pero no me dejaré dominar por nada" 1° Corintios 6.12

Por Carolina Neira Campos

o no podían hacer. Una de sus declaraciones fue: "El cristiano es libre señor de todas las cosas y no está sujeto a nadie. El cristiano es servidor de todas las cosas y está supeditado a todos". Otra de ellas, propone que el ser precede a las acciones, es decir, somos algo y eso nos lleva a actuar de cierta manera (Libertad Cristiana, M. Lutero, 1520).

Empiezo a acercarme tibiamente a alguna concepción de la libertad, pero he optado por acudir a la Carta Funda-mental de Cristo, donde me aclara no tan solo el concepto, sino también el principio eterno de esta revelación.